Irene Villa
Actitud
El heptacampeón mundial de Fórmula Uno, Michael Schumacher, mejora lentamente, como todos esperábamos, porque la esperanza es lo último que se pierde. Del mismo modo que ocurre con la sonrisa, la esperanza es como un limpiaparabrisas, aunque no detenga la lluvia, te permite avanzar. Esto es algo que cualquiera puede comprobar, pero dejad que os cuente brevemente la historia de mi admirada «Mar Afuera» –conocida así por sus similares condiciones a las del protagonista de «Mar adentro», aunque su mensaje sea radicalmente opuesto–, quien teniendo hasta la respiración asistida, ama la vida y jamás deja de sonreírle, especialmente cuando menos motivos tuvo para hacerlo. Su mente poderosa y una voluntad a prueba de quirófanos y dolores constantes, le han llevado a afirmar «lucho y no me importa lo que piensen los demás, pues la dignidad sólo me la puedo quitar yo y nadie más». Historias como éstas nos llenan de energía y demuestran que por muchos obstáculos que encontremos, nuestra actitud será decisiva. Que el origen de la recuperación está en la esperanza, en creer, en una actitud positiva, aunque también en esos ángeles terrestres: los médicos. Y es que hay situaciones difíciles, a veces demasiado dramáticas, que no podemos cambiar, pero que también hemos de agradecer, ya que llegan para enseñarnos que los que tenemos que cambiar, somos nosotros. Y es que, como nunca me cansaré de parafrasear, uno no sabe lo fuerte que es hasta que ser fuerte es la única opción. Hay momentos en la vida que sólo se superan asumiendo el papel que nos toca, con esperanza.
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