Toni Bolaño
Agua de borrajas
En épocas de crisis reaparecen oficios y profesiones desaparecidas en épocas de bonanza. Los ciudadanos no tiran lo que ya no funciona. Ahora lo llevan a reparar. Los zapateros remendones ponen los zapatos al día. Medias suelas, tacones y a tirar. Las modistas vuelven a sus costuras para evitar la ruina de nuestro fondo de armario. Los denostados técnicos de lavadoras, neveras, licuadoras y otras «oras» vuelven por sus fueros porque la cosa no está para tirar nada. En política tampoco. El presidente de la Generalitat. Artur Mas, cuando llegó al Gobierno en 2010, lo primero que hizo fue tirar a la basura el Acuerdo Estratégico. La joya de la corona que puso en marcha Pasqual Maragall y reactivó José Montilla acabó en el fondo del cajón. Como ahora la cosa está chunga, el presidente catalán ha desempolvado el documento con la idea de repararlo. Se ha reunido a bombo y platillo con empresarios y sindicatos. Foto, incluida. Resultados, intangibles. A tenor de lo comentado por un dirigente empresarial presente en la reunión, «seguirán intangibles porque no hay un euro». Con este propósito de enmienda, Mas ha pedido a sindicatos y empresarios un esfuerzo. Como tenía poco que ofrecer ha puesto sobre la mesa un documento de intenciones –en este caso sinónimo de banalidades o generalidades– que recoge una cláusula de reparación de servicios o prestaciones sociales.
Ya no tira nada, se repara. Agentes sociales y Gobierno se han dado tres meses para intentar reparar la maltrecha economía catalana. Problemas, como mínimo dos y un común denominador. Primero, como no hay dinero difícilmente se podrá poner en marcha una política de reactivación. Segundo, como no hay dinero será complicado –léase imposible– reparar los servicios que se han perdido. Lo que ha explicado el Gobierno catalán como la «conjura para el crecimiento», en tres meses puede acabar, una vez más, en agua de borrajas.
Sin embargo, Artur Mas ha sacado petróleo de la nada. Ha conseguido cerrar filas con sindicatos y empresarios para conseguir un déficit del 2,1%. Se lo podrá enseñar a Rajoy para que afloje las tuercas. También a ERC para que deje de racanear y vote los presupuestos. De paso, ha dejado a los partidos políticos en la estacada. No ha contado con ellos para la reparación social. Puede que en la del derecho a decidir los necesite. Aquí la reparación tiene tela. No valen los remiendos.
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