Carlos Rodríguez Braun

Ahora, alquilar

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La política de vivienda emprenderá un cambio importante, como siempre, ignorando el pasado y despreciando el futuro. La parafernalia es la habitual: políticos y legisladores se presentan como la solución a un problema, ocultando que ellos mismos lo han creado. Si somos una sociedad de propietarios, si el alquiler está poco extendido, es porque lo ha propiciado un profuso entramado normativo que va desde lo laboral hasta lo fiscal, pasando por la financiación. Y ahora las autoridades fomentarán el alquiler: ¿quién se opondrá a las ayudas directas al alquiler para las familias con menos recursos? ¿Quién protestará ante las ayudas a las comunidades de vecinos que inviertan en mejorar la eficiencia energética? Pues de eso se trata.

Muchos economistas, incluido quien esto escribe, han apuntado los inconvenientes de una hipertrofia de propietarios de sus viviendas y han señalado las ventajas de una sociedad con más inquilinos. No tendríamos, pues, motivo alguno ahora para quejarnos. Sin embargo, los tenemos, siendo el primero de ellos la mencionada ignorancia de la propia acción pública en el pasado, a lo que cabe añadir las consecuencias futuras no previstas y los costes de oportunidad. Para el fomento del alquiler han presionado los lobbies, igual que lo hizo el sector automotriz para que se aprobara el Plan PIVE. La idea es que el Gobierno gaste dinero a través de los ciudadanos, pero un dinero que finalmente llegue a las empresas. Dirá usted: eso es bueno. No está tan claro, sin embargo, porque también llegaría si el Gobierno, en vez de intervenir, redujera los impuestos, abriera los mercados, y dejara a los ciudadanos que decidamos cómo organizar nuestra vida y nuestra vivienda.

Eso es algo que a nadie se le ocurre, igual que pocos recelarán públicamente de la confianza de las autoridades cuando aseguran que los defectos de la intervención pasada en las VPO, como la picaresca, no reaparecerán en esta nueva intervención. En fin, dediquemos un recuerdo irónico al entusiasmo con que los políticos de todos los partidos promovieron hasta hace poco una medida considerada crucial para fomentar el alquiler: facilitar los desahucios.