Política

Iñaki Zaragüeta

Algo más que un caso de corrupción

Algo más que un caso de corrupción
Algo más que un caso de corrupciónlarazon

El tiempo dirá si nuestro sistema es capaz de contrarrestar este episodio. A la vista de semejante frase, «los traidores ya lo pagarán», pronunciada al parecer por Marta Ferrusola, la «señora» de Cataluña durante casi treinta años, si yo fuera Xavier Trías, Germà Gordó, Francesc Homs, Josep Rull, Josep Lluis Corominas o Mercé Conesa, me ataría los machos. Es inquietante el hecho de haber sido señalados por el dedo inquisidor de la exprimera dama calificándolos de «renegados» y recordándoles a quiénes debían su privilegiada existencia (al clan Pujol-Ferrusola, por supuesto), según narraba ayer en crónica magnífica mi amiga Pilar Ferrer.

Esa inapropiada sentencia me recordaba el comentario que, hace unos días, hacía mi amigo Rogelio al analizar el «affaire», de confirmarse, más grave de la nueva democracia. Iñaki, me decía, «si todo esto se confirma, no estamos ante un caso de corrupción como los que lamentablemente emergen en España, estamos ante algo más deplorable: el imperio de una mafia, toda una organización que manejaba y sometía la estructura de la comunidad autónoma al completo».

Son palabras muy fuertes. Quizá, las que corresponden a esta historia, que ha vuelto a demostrar que todo está reflejado en el cine y en la literatura, que la realidad supera la ficción. El tiempo dirá si nuestro sistema tiene capacidad para contrarrestar el episodio. Por lo pronto, cada día está más generalizada la sospecha de que el «garantismo» de la Justicia española no compensará ni de lejos la vulneración, presunta desde luego, de la Ley y mucho menos la devolución del dinero. Como viene siendo habitual, por cierto, en los frecuentes escándalos de las últimas décadas. A pesar de ello, quiero confiar en nuestro ordenamiento jurídico. Me cuesta, pero no desespero. Desearía que todo esto fuera un mal sueño. A la vez, me frustraría más que finalmente fuera tratado como tal, en lugar de como se merece una democracia desarrollada, como merecemos los españoles.

Después de escribir estas líneas, no sé por qué viene a la memoria aquella frase de Puzo: «Necesito un hombre con amigos poderosos. Necesito un millón de dólares en efectivo. Necesito, don Corleone, a todos esos políticos que usted carga en el bolsillo como si fueran centavos». Así es la vida.