Miguel Ors

Ancelotti, el «antiyo»

L17 Clase

La otra belleza del hombre es la clase. Un hombre con clase, por ejemplo, es Heynckes, que ha rechazado trabajar para la televisión alemana con este argumento: «¿Comentar el trabajo de Guardiola, mi sucesor? Oh, no. Yo no hago esas cosas». Y un hombre sin clase, también por ejemplo, es Mourinho. Refiriéndose a Rafa Benítez, que ha ganado esta temporada con el Chelsea (el nuevo club del portugués) la «Europa League», suelta la siguiente coz: «Esa clase de trofeos yo no quiero ganarlos». Sostiene el gran jinete Cayetano Martínez de Irujo que la educación (una de las ramas de la clase) es la columna más importante de la sociedad. Coincido con él, y con el sabio griego que, hace veinticinco siglos, afirmó que «si se educase bien a los niños, no sería necesario castigar a los hombres».

M18 Intuición

Para Paul Klee, la creación artística fluye de la intuición. Donde hay intuición, hay arte, ¿Hay arte en el fútbol de Iniesta y en el de Neymar? Por supuesto. Iniesta, con el balón en los pies, teje maravillas con la aguja de su intuición. Como Neymar. Ambos, en estos días, son jaleados con laureles de pasmo por la crítica. El golazo del brasileño, el ritmo cromático y vulnerador de Iniesta. Dos gallos colosales. ¿Compatibles en el Barça? ¿Se entenderán? El sabio e iconoclasta Cruyff no está seguro.

X19 Distinto

Hay seres superiores como Florentino Pérez, hay seres especiales como Mourinho y hay seres pintorescos como Manuel Comas. Ha muerto joven, a los 67 años (a esa edad, hoy no se es viejo). Era millonario en ideas, en maneras de ver la vida, en ocurrencias, en rebeldías. Hablé con él cuatro o cinco veces, la última en Barcelona. «A ti –casi me reprochó una de esas veces– te gusta más el fútbol que el baloncesto –y agregó sonriendo–, lo cual es un error. En el baloncesto hay más matices, más energía creativa, más arte que en el fútbol». Le devolví la sonrisa: «No te digo que no, pero el fútbol es arte también». Me retrucó: «No te digo no, pero el baloncesto, de todos modos, es más estético». Difícil olvidar su pelo dividido en dos crenchas, su bigote, sus «bondadosas y efímeras» reacciones coléricas.

J20 Reyes

El que escriba poco de baloncesto no significa en absoluto que me sea indiferente. Me gusta y no poco. El deporte –fútbol o baloncesto– da personajes de calidades humanas excepcionales. Son famosos, son multitudinariamente adorados, pero son humildes. Están como blindados contra lo que a otros embriaga y entontece. El Real Madrid de baloncesto le ha dado al madridismo la alegría que no ha podido darle el de fútbol. Un título, de fútbol o de baloncesto, es siempre más linaje para el blasón del club. Reyes ha contribuido muchísimo para conseguirlo. Reyes, individualmente, por sus valores de sencillez solidaridad y patriotismo (ese valor a la baja en España por culpa de los necios «progresistas» de la casta política) me recuerda a Nadal, a Pau Gasol... Comunión de valores. Hay que comulgar con los valores: si así fuese, que no es, mejor nos iría. ¿Por qué la política no imita al deporte como la naturaleza imita al arte, que repetía Oscar Wilde?

V21 Al fin

Hay que ver lo que ha costado que cayera la breva Ancelotti del jequerizado árbol del PSG.

–Entre lo que nunca se sabrá y cuatro millones largos –me comentan–. Florentino es el único presidente de club de fútbol que no siendo jeque, compra entrenadores como si lo fuese.

–No es jeque, pero jequeriza con talento una gran empresa de construcción.

–Eso es verdad. Ancelotti, por lo que he leído y averiguado, es el «antiyo». El reverso de Mourinho.

–¿Cómo es realmente?, pregunto a quien lo sabe casi todo de él. No es yoista, me dicen. Sus máximas, más o menos, son estas: «Yo sólo soy el entrenador. El equipo no soy yo, son los jugadores. Yo no decido el sistema de juego, lo configuran –dentro de un método– los jugadores con sus características. El fútbol son ellos, no soy yo. Controlo con diálogo y razonamientos el "colesterol"de la cólera». El currículum lo avala, igual que a Di Stéfano lo avala su currículum. La vida es trabajo, currículum y suerte. Suerte a Ancelotti, a ver si con él el Madrid de Florentino logra por fin la Décima.