Julián García Candau

Añó y Fermín Cacho

Los años olímpicos tienen la ventaja de que tras ellos se pueden renovar las federaciones fracasadas. El domingo acuden a las urnas de la Federación Española de Atletismo 147 asambleístas con derecho a voto. Optarán a la presidencia José María Odriozola, el pasado, y Vicente Añó, acompañado por Fermín Cacho, la candidatura que ofrece cambio radical y futuro. Odriozola ha dirigido el deterioro del atletismo español al que han salpicado, además, numerosos casos de dopaje. Quiere eternizarse en el cargo del que percibe 100.000 euros anuales.

Vicente Añó es catedrático en la Universidad de Valencia y ha sido atleta y entrenador. Se le conoce también por su capacidad para gestionar grandes acontecimientos. Lo hizo a plena satisfacción en los Mundiales de Sevilla y en los Juegos Mediterráneos de Almería. Añó, al margen de la política de cambios que exige el atletismo, anquilosado, con estructuras obsoletas y poder omnímodo del presidente-seleccionador, ha anunciado que no percibirá salario alguno por ocupar el cargo y que ese dinero, cuando están disminuyendo las dotaciones de la Secretaría de Estado para el Deporte, ayudará a mejorar la alicaída economía.

Añó quiere recuperar la ilusión por este deporte y, consecuentemente, el crecimiento en la práctica. Dadas las precarias circunstancias actuales, pretende alcanzar compromisos con patrocinadores, empresas que presten el apoyo del que ahora carece la Federación y que la ha llevado a tener en sus cuentas 400.000 euros de déficit. Añó y Fermín Cacho son la esperanza. Odriozola, el fracaso reciente y el futuro incierto.

Posdata. Pedro Bazán marcó nueve goles en la 46-47, en el partido de Segunda, C.D. Málaga-Hércules (9-2).