Restringido

Aquí no hay playa

La Razón
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El verano es una de las estaciones del año que más me ha gustado siempre y especialmente durante los años que he liderado el socialismo madrileño. He tenido la oportunidad de descubrir numerosos pueblos y rincones de la región de Madrid, innumerables historias y a muchas personas que valen la pena.

Madrid es un buen destino turístico incluso para los madrileños. Más allá de la capital, de Alcalá de Henares, El Escorial o Aranjuez, uno puede preparar un verano completo de olores, paisaje y sensaciones con poco dinero y a poca distancia de su casa.

También el foráneo tiene un sinfín de oportunidades. No tiene por qué limitar su estancia a las rutas ya clásicas del Madrid de los Austrias, El Prado y la Plaza Santa Ana. Todo ello sin duda merece la pena, pero también hay otro universo por descubrir: la sierra norte de Madrid, mal llamada sierra pobre. Por la ruta de la carretera de Burgos, enseguida se avistan San Agustín de Guadalix y Guadalix de la Sierra, que fue el escenario del éxito de Berlanga «Bienvenido Mr. Marshall». Pronto llegan El Molar y sus cuevas gastronómicas, el pintoresco Pedrezuela y Buitrago de Lozoya, donde descansan las ruinas del castillo de los Mendoza y desde cuyo alto se divisa una impactante imagen panorámica del valle. Lozoya con sus dos fiestas: San Salvador, su patrón, el 6 de agosto, y la fiesta popular de septiembre. Pinilla y Alameda del Valle, donde existen importantes yacimientos arqueológicos, hermosas vistas y sabrosas carnes. Rascafría, con su envidiable temperatura, en estas fechas guardada en la nevera de sus paredes de granito. Visita obligada al monasterio de El Paular, cuya lámpara, por azares de la vida luce en la Casa de la Villa.

De Rascafría en un salto estamos en Navacerrada, Cercedilla, Los Molinos, Guadarrama, y hacia el este, Moralzarzal, El Boalo-Mataelpino-Cerceda y Manzanares el Real, donde se firmó el Estatuto de Autonomía de Madrid y es corazón de La Pedriza, que se erige como el punto deseado de montañeros. Todos ellos cierran un cordón de municipios donde las fuertes temperaturas veraniegas ceden y hacen las delicias de un fin de semana para toda la familia.

Buenas carnes, con restaurantes de cocina moderna y asadores tradicionales, completan la oferta de este «otro Norte de Madrid».

En realidad, podríamos haber hecho el recorrido por el Oeste, desde Cadalso de los Vidrios hasta la «playa de Madrid», situada en Pelayos de la Presa. O al Suroeste, donde las aguas del Alberche bañan Aldea del Fresno. O al Noreste, con Santos de la Humosa y Paracuellos del Jarama, vigilando desde la altura toda la comarca.

Efectivamente, Madrid no son sólo una veintena de grandes ciudades, ni grandes conurbaciones como el Sur o el corredor del Henares. Madrid son 179 municipios, que un responsable político debe conocer como la palma de su mano. Los veranos son el tiempo ideal para esta tarea, la agenda va más descargada al no haber trabajo parlamentario y uno puede dedicar más tiempo a poner los pies en el suelo.

Aprendí mucho con ellos y de ellos, comprendí que la realidad es siempre diversa, que sin ellos no habría el resto. Por ejemplo, si el monte de Boadilla y el Pilar fuese arrasado por nuevas urbanizaciones, se secaría la Casa de Campo, porque descompensarían el nivel freático. Sin la sierra, Madrid se queda sin pulmones.

En ellos viven 600.000 madrileños que gozan de un entorno excepcional, pero que también tienen sus necesidades y no siempre son atendidas. Que en Navalafuente llevan años peleando por un colegio para acabar con los barracones, que hacen falta consultorios, que el transporte es insuficiente y que se tarda menos en ir de Madrid a Burgos que de Miraflores de la Sierra a Avenida de América en transporte público.

Pero para saber todas estas cosas hay que haber pisado las calles de estos pueblos, haber escuchado a sus gentes. Mis veranos eran eso, unos particulares recorridos por algunos de los pueblos más maravillosos de España, que están en Madrid.

Después de algunos años repitiendo verano tras verano las rutas no me queda más remedio que recomendar ese otro Madrid al resto de España, una oportunidad para romper tópicos, todo no es la capital ni sus apéndices metropolitanos.

Si lo recomiendo a los ciudadanos de todo el país, como no hacer lo propio con los actuales dirigentes políticos, gobierno y oposición u oposiciones. Les animo a que no hagan trampas con entrevistas telefónicas y fotos de archivo simulando estar trabajando en el Parlamento, que por cierto está cerrado. No limiten su presencia a las apariciones en algunos medios de comunicación, que aunque les cuiden mucho, aquí estamos para cuidar de los madrileños.