Cástor Díaz Barrado

Ausencia

Las cuestiones de política exterior no forman parte, en la actualidad, de las preocupaciones de los ciudadanos españoles o, por lo menos, no se observa un interés particular por estos temas. En un año en que se celebrarán tantas elecciones como éste, la crisis económica, sobre todo, ha hecho que los españoles estén muy centrados en los asuntos referentes a la economía y, en particular, como es natural, en la forma en que se promete combatir el desempleo. Es una constante, sin embargo, que el ámbito internacional ocupe un lugar secundario en nuestras vidas y que nuestra atención se centre en las materias y asuntos de carácter doméstico. Más allá de algunas cuestiones puntuales, en este periodo de verdadera campaña preelectoral, poco interés se ha revelado en torno a los intereses o la posición de España en el orden internacional. Pocos se acuerdan, seguramente, de que nuestro país está ejerciendo, en estos momentos, como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y nada influye en los ciudadanos que hayamos perdido bastante protagonismo del que teníamos en la escena internacional en la ayuda destinada a la cooperación al desarrollo en los últimos años. Sólo algunas cuestiones anecdóticas ocupan la atención, más de los medios de comunicación que de los propios ciudadanos, pero que carecen de relevancia en el orden internacional y en nuestro futuro. Las críticas del primer ministro griego por la postura de España en el seno del eurogrupo resultan improcedentes, pero carecen de toda relevancia para las relaciones entre los dos países y no alteran en nada el marco fijado para las relaciones entre Grecia y la Unión Europea. Incluso un asunto de este tipo se interpreta en clave puramente interna. La situación económica y el futuro de España, en términos generales, se examina tan sólo pensando en lo propio y lo que proviene del exterior se ve con distancia. La política internacional parece que se reserva para los líderes políticos y, dentro de estos, para alguno de ellos. Sin embargo, buena parte del futuro de España se juega, precisamente, en el campo de las relaciones internacionales y, por ello, no deberían estar ausentes de las preocupaciones de los ciudadanos las cuestiones que afectan a la política exterior. No sólo nuestra posición en el mundo, sino también nuestra economía se desarrolla en un contexto internacional muy determinado. Los avatares de las relaciones internacionales deben ser objeto de nuestra atención, aunque se comprende perfectamente que lo más próximo y cotidiano es lo que, en estos momentos, nos ocupe.