Iñaki Zaragüeta

Autocrítica en el PP

La Razón
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Nunca es tarde para reparar errores. Es la máxima que parece imperar ahora en el Partido Popular, en el que la autocrítica se ha instalado, lo que constituye un paso adelante en la regeneración de la política española. A ver si las demás formaciones siguen sus pasos, porque la corrupción y la parsimonia en eliminarla ha sido el denominador común de todas las organizaciones, incluidas las empresariales, sindicales, financieras...

Viene esto a cuento por el «caso Púnica» y por la decisión de la dirección popular de expulsar a Francisco Granados como afiliado y de declarar públicamente la repugnancia hacia todas las actuaciones de los culpables, «presuntos, of course», de ese entramado de corrupción y de otros que han mancillado la vida pública y que, si no llega a ser por la crisis, quizá reinase hoy a sus anchas en ella. Porque a los partidos les ha costado distanciarse de quienes traicionaron la confianza, lo que en muchas ocasiones provocó en los ciudadanos sospechas de complicidad.

La «Púnica» afecta más al PP por haber tenido más poder en estos años, pero de ella no se ha librado el PSOE, como lo demuestra que el vicealcalde de Parla se encuentre en libertad bajo fianza y como se percibe en otros lugares como en Andalucía con la trama de los ERE, el mayor escándalo de corrupción junto con el «caso Pujol».

La realidad ha evidenciado que la situación llegaba hasta tal punto que hubiera sido preferible que los partidos hubieran reaccionado a la menor sospecha. Siempre hubiera dado tiempo para reparar al inocente. No hacerlo metió prácticamente a todos en el mismo saco. Es la hora de la Justicia. Así es la vida.