Rafa Nadal
¡Ay Roselyne, Roselyne!
Dios nos libre de caer en manos de una ministra de Sanidad que desprecia los estudios científicos y que en caso de pandemia basa sus recomendaciones a la ciudadanía en la rumorología. «Tomen esto que he oído que va muy bien para combatir la gripe aviar. Y para el ébola, esto otro, que lo han dicho en una tertulia». ¡Ay Roselyne, Roselyne! Con pruebas incriminatorias contundentes, grabaciones que demuestran que, por echar una mano a un amigo, Benzema contribuyó sin mala fe a chantajear a otro, la Justicia francesa finalmente ha desviado la mirada y Karim ya puede compartir mesa y mantel con Valbuena en la selección. Claro, la Eurocopa está ahí y prescindir de la máxima figura por un quítame allá estos vídeos guarretes es un riesgo innecesario. En Francia terminan defendiendo lo suyo, como es lógico; no así que madame Bachelot contribuya a ensuciar el nombre de Rafa Nadal porque considera que un tenista que ha parado siete meses es porque ha dado positivo; infracción que, supuestamente, han ocultado la ATP, la ITF, la RFET, la AMA o el laboratorio de Chatenay-Malabry, donde se efectúan los controles antidopaje de Roland Garros. El tío Toni la ha llamado «imbécil», y habría que decir de esta ex ministra de Sarkozy, con las carteras de Sanidad y Deporte, que si fuera hombre sería un mentecato y que al ser mujer es mentecata. Durante esos siete meses de la lesión de Rafa, los doctores Eduardo Anitua y Mikel Sánchez, entre otros, le trataron con factores de crecimiento, una de sus especialidades, homologadas por el COI, hasta obrar el milagro. Sin trampas, Roselyne.
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