Cristina López Schlichting
¿Becas o subvenciones?
Las becas existen en los países desarrollados para pagar los estudios de quienes se lo merecen y no tienen dinero. Es una forma de garantizar la excelencia y el acceso de los mejores a los puestos que interesa para provecho del país. No son un sistema redistributivo... excepto en España. Aquí todos tenemos que estudiar, incluso los que no dan ni chapa. ¿Qué sentido tiene grabar con impuestos a una familia con dos hijos, que apenas llega a fin de mes, para que un estudiante malo siga erre que erre? Sólo cabe pensar que para cierta izquierda ser universitario es ser «superior» y que, claro, todos tenemos que ser «superiores». Semejante error, paradójicamente muy conservador, explica el descrédito que tiene en España la Formación Profesional. Para los progres ser protésico dental –por ejemplo– es más indigno que ser geólogo. Y por eso todos han de tener oportunidad de ser geólogos. De este modo el sistema de becas, en lugar de potenciar a los mejores especialistas, fomenta la presencia de los malos estudiantes en la Universidad. La ayuda al estudio se convierte en un arma ideológica: todos estudian porque todos pueden hacerlo, ergo... todos somos iguales. Y resulta que no somos iguales: por eso hay estudiantes que no estudian y militan con 28 años en los sindicatos universitarios. Ser estudiante se ha convertido para ellos en un trabajo. Creo sinceramente que hay que potenciar el esfuerzo y el gusto por lo que uno aprende, sea Paleontología o Electricidad. Que todos han de tener acceso para aprender aquello para lo que valen, pero que aquél que no se esfuerza debe pagárselo personalmente. No puede grabar con su desidia al sufrido contribuyente que se mata a trabajar.
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