Julián García Candau

Bolo veraniego

El pretendido morbo del Bayern-Barcelona, infundado. El deseo de revancha del equipo barcelonista por el 7-0 de la pasada temporada, imposible. El supuesto compromiso de Pep Guardiola al enfrentarse a su ex equipo, inexistente vista la alineación azulgrana. El partido contra el Barça B no podía tener demasiados alicientes. El tiempo de preparación de ambos conjuntos, un mes más a favor del equipo muniqués, imposibilitaba un mano a mano. Desde el comienzo se constató la diferencia en lo físico.

El Barça, dirigido por Roura, Martino aún no ha sido presentado, no pudo con el Bayern desde los primeros minutos. La mano de Guardiola se notó poco porque al Bayern es difícil cambiarle muchas cosas. Sí se notó que Lahm dejara de ser lateral derecho y ocupara plaza por el centro. Esa nueva posición le permitió llegar sin marcaje y batir Pinto. Guardiola, que sabe cómo controlar a Messi, advirtió a sus jugadores de que se fueran escorando a medida que él lo fuera partiendo de la derecha y consiguió que no pudiera brillar.

Sin Valdés, Alves, Piqué, Busquets, Alba, Xavi, Iniesta, Pedro, Cesc y el recién fichado Neymar no podía plantar cara en el Allianz Arena al campeón de Europa. Al cuarto de hora de la primera parte ya se le había hecho largo el partido. Por la banda izquierda se fraccionaba. Alaba llegaba desde atrás, conectaba con Ribèry para desmadejar a Montoya. Era bolo veraniego y lo mejor era contar con la cantera. Sergi Roberto y Dos Santos, en la primera parte. Después, los cambios ya fueron para conceder oportunidades. Los relevos del Bayern no disminuyeron su calidad y Mandzukic marcó el segundo para sellar el 2-0 definitivo.

Posdata. El Barcelona llegó tarde. Mantiene el espíritu de Guardiola.