Alfonso Ussía

Bracitos tapados

La Razón
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Creo que algunos estamos comportándonos con Podemos con necia intolerancia. Les exigimos demasiado. Por ejemplo, una crítica a su financiero y protector Nicolás Maduro por los asesinatos de quienes se manifiestan pacíficamente contra la dictadura bolivariana. Les exigimos una condena cuando sólo han sido asesinadas setenta personas. No es número para tales exigencias. Hay que meterse en la cabeza de un comunista del siglo XXI para comprender sus silencios. Setenta muertos no son demasiados muertos. Sucede lo mismo con Irán, y con las generosas transferencias de dinero para financiar «La Tuerka» y otros programas de interés general. Ayer compareció la valiente feminista Irene Montero, a la que maltrató desde su machismo intolerable el portavoz del PP en el Congreso Rafael Hernando, al recordarle que su portavocía podemita proviene del amor de su machirulo-alfa , cuando es falso. A ver si se entera Hernando de qué van las cosas. Irene es una feminista valiente y arrojada, y para acudir a la tertulia en la televisión hispano-iraní, se cubrió sus preciosos brazos, esos brazos jóvenes, bellos y tibios con los que abraza al timonel de su balandro. Los iraníes no permiten que las mujeres muestren sus brazos, del mismo modo que castigan con ejemplar inflexibilidad la homosexualidad. Ahora que se celebra en Madrid la gran fiesta de los maricas –perdón, soy muy antiguo–, de las lesbis y de los transis con el apoyo entusiasta de Ahora Madrid y Podemos, conviene recordar las imágenes de las ejecuciones de los maricas iraníes, que terminan por ser ahorcados en las plazas públicas, colgados con la soga al cuello de elegantes grúas, por el mero hecho de ser homosexuales. Y nadie en Podemos ha lamentado esa circunstancia. Y para rubricar la obediencia debida, la portavoz por sus méritos que no por sus amaneceres compartidos con el gran macho, se cubre sus brazos para no molestar a sus inseminadores de dólares. Esa lealtad admirable, esa obediencia que limita con la heroicidad, las aprovechamos algunos para dañar sus sensibilidades. ¿Qué son setenta inocentes y ciudadanos pacíficos asesinados en las calles de Venezuela? ¿Qué son los maricas iraníes colgados de las grúas para exigir a Podemos una condena que no les apetece, de momento, hacer pública? Los bracitos tapados de Irene María no pueden ser criticados, porque Irán es Irán y España es España, si bien para ellos Irán es intocable y España les molesta una barbaridad.

En La Razón, con el bellísimo rostro de la periodista iraní Masih Alinejad presidiendo una página del «Punto de Mira», Macarena Gutiérrez nos informa de la nueva revolución puesta en marcha por esta mujer heroica y admirable, escrito en esta ocasión alejado de la ironía. Porque en la Revolución Islámica iraní, la que financia a Podemos y les obliga a cubrir los bracitos en sus platós de televisión, las mujeres heredan por ley la mitad que los varones, y van que chutan, y no pueden viajar o estudiar si no obtienen el permiso de sus padres o sus maridos. El pudor, la decencia y las buenas costumbres alcanzan en Irán alturas inasumibles en el mundo occidental, al que también pertenecen los comunistas del siglo XXI. El pasado año, mientras Podemos ingresaba dinero iraní, Pablo Manuel redondeaba sus dineros con el sueldo de «La Tuerka» e Irene María , aprovechando el desayuno compartido con Pablo Manuel en las mañanas domingueras le instaba a su amor a cambiar churras por merinas –Errejón las churras, ella las merinas–, el régimen iraní prohibió a las mujeres montar en bicicleta por considerar que una mujer sentada en el sillón y pedaleando, culmina una pecadora provocación para los hombres.

Creo que estamos siendo terriblemente injustos con Podemos, sus silencios ante los asesinatos de Maduro, los ahorcamientos de los homosexuales iraníes, las lapidaciones a las mujeres de Irán que aman libremente, y su falta de reacción a la prohibición de montar en bicicleta para no provocar a los hombres y muy hombres que por Irán abundan. Irene María Montero no ha visto lapidar a una mujer por ser sorprendida en pleno polvo con su amado, y por ello, está justificado su silencio y el cubrimiento pulcro de sus bracitos. Y a Pablo Manuel le importa un bledo que ahorquen a los maricas de Irán, porque no le aportan votos, mientras que los verdugos le ingresan los dólares. Respecto a Venezuela, ¿qué son setenta inocentes asesinados por su amigo Maduro? Muy poquita cosa. Y nosotros aquí atosigándolos y molestándolos, cuando ya debemos tener claro que ellos no condenan fruslerías.

Y la próxima vez, más tapadita, Irene María, que dejabas entrever el principio de las clavículas.