Elecciones Generales 2016
Bruselas nunca aceptará el plan
Podemos ha presentado la enésima revisión de su programa económico: enésima revisión y enésima rebaja de sus fantasiosas promesas económicas. Desde las elecciones europeas, todos sus compromisos más sonados y diferenciados se han ido viniendo abajo: así, la renta básica universal, el repudio de la deuda pública, la nacionalización de sectores estratégicos o la jubilación a los 60 años fueron erradicados a los pocos meses. Ahora le ha tocado el turno a una de sus más llamativas banderas electorales para el 20-D: incrementar el gasto público en 135.000 millones de euros a lo largo de la legislatura (90.000 millones más de lo previsto en el Programa de Estabilidad del Gobierno y Bruselas).
La formación de Pablo Iglesias reconoce que, como ya denunciamos muchos, sus cábalas iniciales eran demasiado aventuradas. Podemos se conforma ahora con acrecentar los desembolsos estatales en unos 100.000 millones en 2019: 60.000 millones más que lo contenido en el nuevo Programa de Estabilidad entre el Gobierno y Bruselas. Para no marearnos con las cifras: 100.000 millones de euros más de gasto equivale a duplicar todo el gasto anual en educación y en sanidad o a más que duplicar toda la recaudación por IRPF y Sociedades. Entenderán ustedes, pues, que pese a rebajar el contenido de sus promesas, éstas continúen más instaladas en las fantasías de Narnia que en la realidad económica. A la postre, ese aumento del gasto de 100.000 millones debe ser compatible con una reducción del déficit de 50.000. A saber, Podemos necesita hacer caja por importe de 150.000 millones. ¿Y cómo lograrlo? Según ellos, por cuatro vías, a cual más irreal.
La primera es la lucha contra el fraude fiscal: el partido de Pablo Iglesias confía en recaudar 13.000 millones de euros más luchando contra los defraudadores. Ciertamente, Podemos ha dejado de recurrir a la demagogia extrema a la que estaba habituado: si hace meses se acogían al comodín del fraude para explicar cómo pensaban financiar su exagerada multiplicación del gasto público sin apenas subir impuestos, hoy ya no se atreven a hacerlo (13.000 millones de euros es menos del 10% de los 150.000 millones que necesitan recaudar de más en 2020). Pero es muy improbable que el partido de Iglesias logre tamaña recaudación sin perseguir con saña a aquellos ciudadanos de rentas medias-bajas que recurren a la economía sumergida como forma de subsistir. ¿Es ése el objetivo de la transversal formación morada? ¿Volverles la vida todavía más complicada a los más desfavorecidos?
La segunda es con una traumática subida de impuestos a todos los ciudadanos: Podemos plantea aumentar un 50% la recaudación del Impuesto de Sociedades y alrededor de un 15% la del IRPF con el propósito de recaudar unos 40.000 millones de euros adicionales. Huelga señalar que para incrementar la recaudación en un determinado porcentaje es imprescindible incrementar los impuestos por encima de ese porcentaje: cuanto más elevados son los tipos impositivos, menores son los incentivos de la gente a trabajar e invertir. Por consiguiente, la mordida fiscal sobre las empresas y las familias deberá ser mucho mayor que el 50% (para empresas) o el 15% (para familias). Además, olvídense de que el rejonazo fiscal se concentre sobre grandes empresas o sobre familias de renta alta: es imposible aumentar la recaudación en los importes considerados sin extender la rapiña a una base mucho más amplia de contribuyentes. Usted también pagará.
La tercera vía es más déficit: Podemos confía en renegociar con Bruselas el aplazamiento de la reducción del desequilibrio presupuestario para que en 2019 todavía suframos un déficit del 2,1% del PIB. Así, endeudando más a los españoles con el plácet de la Troika, desea financiar alrededor de 27.000 millones de euros.
Por último, la formación morada espera que el crecimiento económico que experimentaremos hasta 2019 –suplementado además por sus planes de despilfarro estimulante– arroje de manera automática unos ingresos adicionales de 70.000 millones de euros. Como si el enfrentamiento con la Troika por el incumplimiento de déficit, las masivas subidas de impuestos o las agresivas hiperregulaciones que plantean no fueran a hacer mella en nuestro crecimiento, fían a la providencia casi la mitad de la recaudación de los fondos que necesitan. ¿Y si la providencia recaudatoria falla? Pues el déficit se disparará a cotas muy superiores a las actuales, volviendo del todo insostenible la situación financiera de España.
Parece obvio que Bruselas jamás aceptará un plan económico que fía la mayor parte del ajuste a la providencia recaudatoria: aun cuando Podemos haya optado por recortarle un poco el cuerno al unicornio, éste sigue siendo un unicornio. Pero nada de eso es relevante, dado que el documento presentado ayer sólo tiene un propósito: asaltar el poder. Ya lo dijo hace días Íñigo Errejón: «Los programas no importan mucho en campaña, y ahora menos». Se nota.
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