Ángela Vallvey
¿Bufonadas?
Hay quien se sorprende por el surgimiento, al calor «helado» de casi una década de recesión feroz, de líderes políticos estrambóticos, populistas y con ideologías aparentemente irracionales. En EE UU, Donald Trump es representativo, aunque en España también tenemos los nuestros.
Trump es un multimillonario cuya fortuna tiene su origen en el mercado inmobiliario. El negocio de la construcción ha sido, a lo largo de la historia del planeta, uno de los que más millonarios ha hecho. En el imperio romano ya ocurría así, y cuando la especie humana esté a punto de extinguirse, aún será un negocio boyante. Desde que los «sapiens» dejamos de ser libres y salvajes para convertirnos en dóciles sedentarios organizados, tener un techo propio es nuestra prioridad.
Trump, que aspira a sustituir a Obama («¿Orange is the new black?»), es el ínclito autor del libro «Piensa a lo grande y patea traseros, en los negocios y en la vida». Ha sido candidato a la presidencia de los USA en varias ocasiones, aunque hasta ahora siempre se había quedado por el camino. Defiende la tortura, las deportaciones masivas. Considera que los mexicanos son «corruptos, delincuentes y violadores» (pero gana votos en estados donde la inmigración mexicana es notable). Aboga por la discriminación religiosa. Escoge relacionarse con dictadores y desprecia a Europa y sus problemas, que «cuestan mucho dinero» a una América que prefiere «velar por sus propios intereses». Muchos desprecian a Trump a la ligera, igual que se espantan y aborrecen de otros «líderes» que hoy día están convirtiendo la política en general, y española en particular, en lo que ellos creen que es «un chiste y una farsa». Los que tanto se molestan por este tipo de personajes contribuyen a su fama difundiendo masivamente sus excesos y calificándolos de manera despectiva, sin darse cuenta de que sus gritos de inquietud y desprecio no hacen más que convertirlos en aún más populares, reconocidos, poderosos...
Trump ha conseguido con sus polémicas y disparatadas declaraciones situarse a la cabeza de la carrera presidencial americana y apenas ha necesitado invertir en publicidad, se la han hecho gratis sus enemigos. En España, tenemos casos semejantes. La gente «seria y de orden» que desprecia a los nuevos «líderes» como Trump será en buena medida, sin quererlo, responsable de su ascenso al poder, el único y verdadero objetivo que tienen todos ellos, torpemente calificados de «bufones» en un mundo frustrado y asqueado por los remedios «tradicionales».
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