Alfonso Ussía
Búho en copa de madroño
He cancelado todos mis compromisos para hoy, y me propongo comportarme como un búho en la copa de un madroño, estático en la noche para no perder detalle de lo que en el monte sucede. La jornada de hoy la voy a dedicar íntegra a los programas de debate de Telecinco. Me temo que voy a terminar el día con los ojos como huevos y las pupilas desorbitadas. Lo hago en tributo a mi curiosidad. No albergo dudas de que Vasile, el cónsul de Berlusconi en España, va a conceder plena libertad a sus tertulianos rosas y amarillos para que opinen de la sentencia que ha condenado a Silvio Berlusconi a siete años de prisión e inhabilitación de por vida por un delito probado de corrupción de menores. Algunos me recomendarán, y con sobrada razón, que me ocupe de los informativos y otros debates de La Sexta, particularmente deleznables. Ya lo he hecho con absoluta libertad sabiendo que el accionista de referencia de este periódico lo es también de esa cadena de televisión devorada, pero no tanto, por Antena-3. Y nadie en LA RAZÓN me ha recomendado el silencio, porque aquí se respeta la libertad de opinión y la mía, en lo que respecta al rescate de esa cosa de Roures, Contreras y Milikito, es profundamente negativa, por mucho que Rajoy haya apoyado la extraña e innecesaria operación.
Berlusconi es el socio mayoritario de Telecinco, aunque su presidente en España sea uno de los fuertes accionistas de Vocento. En su cadena, Berlusconi ha permitido toda suerte de calumnias, injurias y basuras a desparramar por España y sus instituciones. No entro en la discusión de los límites de la libertad de expresión, pero creo que en alguno de sus programas, ese límite se ha sobrepasado con creces y demostrado mal gusto. Pero hoy la situación ha dado un vuelco. No me imagino el silencio en Telecinco ante la evidencia de un importante político europeo condenado por corruptor de menores. Y no me lo imagino, porque se ha condenado de por vida a personajes que no han sido juzgados y a los que no se les ha respetado eso tan limpio y democrático que se llama presunción de inocencia. Porque el propietario de Telecinco también ha sido condenado por abuso de poder e incitación a la prostitución de la menor participante en sus «bunga-bunga». Y ese debate es obligatorio en su cadena por razones de limpieza ética. No exijo que los conductores de esos programas tan afanosos y vociferantes pidan perdón por lo que no han hecho. Pero sí que informen a su clientela de lo que ha hecho su dueño y señor, que bastante jugo económico ha sacado de España con sus nada edificantes espacios.
Paolo Vasile, que es un italiano inteligente y que se conoce todos los secretos y trucos de la televisión, permitirá –no albergo ninguna duda–, que el personaje y su probado delito sean los principales alicientes de sus debates. No se trata de rumores y sospechas. No se trata de chismes y juicios de valor adelantados. No se trata de calumnias vanas ni de indicios no contrastados. Se trata de una sentencia en firme. De una condena. De unos delitos probados en los que se mueven la corrupción y la manipulación de una menor de edad.
Creo que hay fondo suficiente en el caso para debatirlo con buenas formas, sin faltar al respeto y sin olvidar que en muchos de los casos, hay que compadecer al delincuente con cristiana misericordia.
Ya estoy en la copa del madroño como el búho que espera acontecimientos cada noche. Y espero, estoy seguro, de que el monte va a permitir la libertad de sus criaturas.
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