Lucas Haurie

Cafre al mando

La Razón
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En el caso de Rafael Moreno Segura, exalcalde de Huévar del Aljarafe (Sevilla) y beneficiario reciente de una patada hacia arriba, la cara no es sólo el espejo del alma: su aspecto, además, pronostica una ausencia de modales que no sólo lo inhabilita para la acción política, sino que también pone en guardia sobre su idoneidad para habitar entre personas civilizadas. Los periodistas sabemos desde Walter Cronkite que «si algo anda como un pato y dice cuacuá, lo más probable es que sea un pato». El nuevo director general de las Políticas Activas de Empleo, así, tiene una pinta de troglodita que tira de espaldas y blasona de un certificado penal rico en episodios de tremebunda barbarie, de modo que son grandes las probabilidades de que acabe resultando un cafre. En 2014, Moreno propinó un puñetazo a un árbitro adolescente por considerar que había anulado indebidamente un gol en partido de cadetes, hecho por el que fue condenado pese a su intento por engañar al juez, quien le afeó su pretensión de presentarle como voluntario para comerse el marrón a un vecino con el que mantenía cierto parecido físico. Se conoce que, bajo Susana Díaz, las direcciones generales en la Consejería de Trabajo están tan baratas como con sus predecesores, que nombraron al lúdico-festivo Guerrero para menesteres similares. Luego nos extraña que no baje el paro... Acabará resultando cierto que a la cima juntera no llegan los más capaces, sino quienes mejor se desenvuelven en el navajeo partidario. Con su ayuntamiento en bancarrota y su prestigio arrastrado en los tribunales, le dan a este fulano el manejo de centenares de millones de euros. Ahora, que vengan a pedir respeto por las instituciones o por los gestores públicos.