César Lumbreras
Calma chicha
Tras los sobresaltos de los veranos de 2014 y 2015, el actual está transcurriendo con calma, aunque eso no quiere decir que los problemas se hayan solucionado. Además, han surgido otros. Hace ahora dos años la noticia estrella de agosto fue el veto ruso, que se tradujo en el cierre del mercado de este país a una serie de productos comunitarios como los lácteos y las frutas y hortalizas; para el porcino ya había restricciones debido a la aparición de algunos focos de Peste Porcina Africana (PEPA). Para España, los problemas se produjeron en las frutas y hortalizas y el cerdo. El problema sigue sin resolverse, el mercado ruso continúa cerrado, aunque los operadores han encontrado destinos alternativos.
En 2015 la tensión vino por la crisis de precios y el hundimiento de los mercados en el vacuno de leche y porcino. Hubo protestas generalizadas. Las presiones provocaron un Consejo Agrícola extraordinario en septiembre de 2015, en el que se adoptó un primer paquete de medidas financiado con 500 millones. La verdad es que no sirvió para mucho, lo mismo que el segundo, aprobado en marzo de este año, y estamos a la espera de ver si el tercero, de principios de este verano, tiene alguna utilidad. De momento, la crisis sigue.
Este agosto no ha habido «movidas» significativas. La cara es el vino, que afronta la vendimia con pocas existencias en las bodegas y cooperativas de las zonas de producción más importantes dado que las ventas han ido bien; la campaña de patata se está desarrollando con normalidad, precios elevados, arranque escalonado y la demanda por encima de la oferta. La cruz son los cereales, con una buena cosecha y precios bajos; en el caso del girasol, los rendimientos en Andalucía han sido bajos, lo mismo que las cotizaciones. En el melón, la campaña en La Mancha registra altibajos.
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