César Lumbreras

Cambio climático

«Las consecuencias del cambio climático para el desarrollo serían graves, ya que se reducirían las cosechas, cambiaría la disponibilidad de los recursos hídricos, subiría el nivel del mar y se pondrían en peligro los medios de subsistencia de millones de personas». Los que hacen esta advertencia no forman parte de alguna organización ecologista radical, sino que están en el Banco Mundial, que ha publicado un informe titulado «Bajemos la temperatura: cómo hacer frente a la nueva realidad climática», de cara a la «cumbre» de la ONU sobre el cambio climático, que comienza el lunes en Lima. Se trata de dar un impulso al proceso negociador para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que sigan subiendo las temperaturas medias. Todo ello con el objetivo de que dentro de un año se pueda cerrar un acuerdo definitivo sobre este espinoso asunto, durante la gran conferencia de clausura de esta ronda negociadora, que tendrá lugar en París. Como en otros muchos asuntos las posiciones entre los países desarrollados, los que están en vías de desarrollo y los más pobres están enfrentadas. Estos últimos piden a los primeros más apoyo y más dinero para cumplir con las obligaciones que se quieren imponer. Los avances en las discusiones son muy lentos y laboriosos, aunque el asunto no admite mucha demora. Dice el informe del Banco Mundial que España se encuentra dentro de una de las tres zonas que se verían más perjudicadas, que son Europa Occidental, Oriente Medio e Iberoamérica. Aunque parezca que todos estos asuntos quedan muy lejos, nos jugamos mucho en el envite. Al final, como casi todo en las negociaciones internacionales, lo que hay de fondo son los intereses económicos, el «mardito parné», vamos.