Alfonso Ussía

Canalillos y valles

Todas a hacer gárgaras para sanar la afonía. Me refiero a las feministas. Y las de Femen, pechos desnudos y torsos con mensaje a las puertas de la productora «La Tuerka». Hasta el momento que escribo, ni una voz ni una teta.

Irán y Venezuela financian a Podemos. Se trata de dos Estados escrupulosamente democráticos. El primero, surte de fondos a la productora de Pablo Iglesias «La Tuerka». No es una opinión, sino una realidad reconocida. En Irán ahorcan a los homosexuales y lapidan a las adúlteras. En Venezuela encierran en las cárceles a los dirigentes de la oposición. Y no con cortesía. Lo hacen democráticamente a lo bestia. Pero no hay que escandalizarse. Hay que respetar los métodos y las culturas de los Estados generosos.

Beatriz Talegón es una atractiva y contradictoria dirigente socialista. Joven y bien plantada. Simpatiza con Podemos. Y fue invitada a una tertulia de «La Tuerka». Mientras era maquillada, se le acercó una comisaria política de la productora. «Tía, pues te lo tienes que tapar. Nos lo exige la tele de Irán». Se trataba del escote. Una leve insinuación pectoral mostrando el nacimiento del valle entre las dos colinas. Le ofrecieron un imperdible para cerrar su blusa. Si esto hubiera sucedido en una televisión de la Iglesia, el escándalo sería mayúsculo, y con sobrados motivos para ello. Pero fue en la «Tuerka» donde Teherán paga y Teherán impone, y están prohibidos los escotes. Beatriz Talegón se negó a someterse y renunció a la tertulia. No es la primera vez que sucede, pero otras se dejan humillar, y cubren sus escotes, sus hombros y sus brazos para cumplir con las exigencias iraníes. Afonía feminista. Domingas a buen recaudo entre las de Femen.

De siempre se ha tenido la impresión errónea de una izquierda sexualmente liberada y de una derecha mojigata y pudorosa. Pero era mentira. Al menos, si el que paga es iraní. Lo chocante del caso es el silencio feminista y la falta de interés de las de Femen por la protesta a las puertas de la sede de la productora que prohíbe los escotes. Es posible que ese silencio y esa dejadez sean consecuencia de lo mucho que tardan las feministas y las exhibidoras de tetas en enterarse de las noticias que afectan a los suyos, y en este caso, a una de las suyas. Leen poco o tarde y mal. Puede resultar divertido preguntarle a Iglesias por los imperdibles tapaescotes de su productora. Responderá que es falso y que la culpa la tiene Montoro, pero no hay que perder la ocasión de hacerlo. Resulta que a las convocatorias de prensa de Podemos, muchos de los periodistas que acuden son también de Podemos, y todo queda en familia. El sucedido de Beatriz Talegón –que a ella honra– es ridículo, escandaloso y tercermundista. Impropio de Irán, que ha demostrado al mundo su tenaz lucha a favor de la ortodoxia sexual. Soga a los «gays». Es de esperar algún chistecillo de Facu Díaz al respecto. Ocurre que a Facu Díaz también le pagan los que prohíben los escotes y cuelgan a los homosexuales en las plazas públicas, y claro, nos vamos a quedar sin chiste.

Menos mal que para compensar, Monedero estuvo claro y contundente en sus explicaciones financieras. Tan claro y tan contundente que no dijo absolutamente nada, ni explicó, ni mostró contratos ni especificó el camino de sus dineros.

La culpa es de Montoro y de la persecución del Sistema. Le preguntaron por la detención violenta del Alcalde de Caracas. Le aburrió responder. Lo sacaron a leche limpia de su despacho cincuenta matones de Maduro. Pero Maduro paga y hay que callarse. La izquierda radical es muy respetuosa con quienes la financian. Y un aviso. A la próxima comparecencia de cualquier dirigente de Podemos ante los medios de comunicación, las periodistas jóvenes tendrán que acudir con imperdibles para tapar el canalillo. Como debe ser.