Hollywood

Cantos de sirena

La Razón
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Admiro a Carlos Alsina haciendo entrevistas radiofónicas. Sublime su colmillo afilado, inteligencia verbalizada en preguntas de callejón sin salida. He visto con mis ojos a líderes políticos veteranos, hechos y derechos, contestando con sumo cuidado al periodista, respondiéndole con dificultades, dudas, con violentos balbuceos o con silencios, que es peor. De ahí mi expectación este miércoles por el cara a cara pactado con Mariano Rajoy en Onda Cero. El presidente de Gobierno le regaló al periodista varios titulares jugosos, pero hubo una respuesta que se quedó, a mi juicio, sin la réplica oportuna de puño sobre la mesa. Sí, es lo que piensas: el consabido asunto de la brecha salarial y el «no nos metamos en eso» del presidente del Gobierno me incitó a esperar una repregunta... que no se llegó a formular. A Rajoy le habría bastado con expresar una opinión personal partidaria de la igualdad de género y, sin embargo, despachó un «no nos metamos en eso» y prendió, quiero pensar que inconscientemente, la mecha de la polémica. Cierto que aquí, en España, la brecha salarial se ha reducido hasta el 14,9% y se sitúa por debajo de la media europea. Pero una espera, sin duda, más sensibilidad por parte de ciertos representantes públicos. Aun sabiendo que el presidente descarta, de momento, adoptar medidas legales que obliguen a las empresas a tratar el asunto, una espera diplomacia y empatía.

Debería mirarse Rajoy en el espejo de los organizadores del foro de Davos. Reconozco que este año asisto, especialmente atenta, a la cita económica alpina. A ese lugar donde los líderes abordan, junto con la sociedad civil y los empresarios, los grandes problemas del mundo. Davos, esta vez, ha puesto voz a asuntos como el acoso sexual o el movimiento #MeToo (Yo también) que partió de Hollywood y ya ha conquistado el ámbito político, artístico y empresarial.

Por ese motivo, y no por otros, el evento me interesa más este año. No tanto porque haya intervenido allí nuestro Rey, no tanto por la presencia del recién llegado Donald Trump. Después de 48 ediciones, por primera vez, un grupo de mujeres dirigen las reuniones. Eso sí, de los 3.000 participantes solo el 21% son féminas. Más allá del gesto simbólico, la foto es un guiño al mundo de la necesidad de cambios. Y es también una utopía. Cantos de sirena que por aquí, todavía, no se estilan.