Enrique Lacalle

Cara de tontos

La semana pasada ha sido una semana para olvidar. Los dos equipos más fuertes y con más títulos continentales de «la mejor Liga del mundo» fueron vapuleados por los dos mejores clubes de la liga alemana. Sin discusión. Bayern y Borussia dieron una lección de cómo se juega una semifinal de la «Champions», ganando en todo; mentalidad, estrategia, velocidad, fuerza física y goles. Lo del Barça fue una sorpresa, sin comentarios. El único, quizás, sería que Messi no tuvo su día, posiblemente, por la lesión. Pero lo del Real Madrid, después de haber visto la mala experiencia del Barça, tiene más difícil explicación. Tropezar al día siguiente con la misma piedra, estando avisados, fue sorprendente. Y ambos equipos, por segundo año consecutivo. Mourinho no planteó bien su partido. Como a Vilanova, se le quedó «cara de tonto». Ahora, ambos equipos tienen por delante una epopeya, lograr el milagro. Muy, muy difícil, pero, como es fútbol, no imposible.

En San Mamés, el Barça jugaba un partido anodino, en su línea de los últimos tiempos, hasta que en el minuto 58 entró Leo Messi y cambió el escenario. Del 1-0 a favor del Bilbao, pasamos al 1-2. Bien Messi, que volvió y dio una exhibición, especialmente, con un gol extraordinario. Y mal, como es habitual, la defensa. Al final, cuando todo parecía decidido a favor del Barça, y con ello tener la posibilidad de proclamarse campeón en caso de derrota del Real Madrid, que no fue, llegó el 2-2. Por lo que habrá que esperar al alirón. Mejoró el Barça en la segunda mitad, pero no lo suficiente para creer que el miércoles el milagro es posible. Confío en que este segundo año de semifinales erradas nos sirva de experiencia.