Julián Cabrera
Cara inestabilidad
Hoy miércoles, muchas miradas en Europa, y muy especialmente en España, van a estar pendientes de lo que se haga y se diga en un Parlamento que no es el español. Curiosamente, del resultado de la moción de confianza al primer ministro italiano Enrico Letta puede depender que se mantengan o en parte se vayan al traste nuestros primeros indicios de recuperación económica.
Y esto, que no pasa por la ley de probabilidades del efecto mariposa, sino que es una realidad certera, nos lleva a dos conclusiones: la primera, de la que debieran tomar buena nota quienes desde posiciones antisistema abogan por la eliminación de la política de partidos convencionales, que una de las consecuencias de la desaparición de la democracia cristiana en Italia fue el advenimiento de personajes como Silvio Berlusconi, primer y gran responsable de la crisis institucional que vive su país.
La segunda, constatado que un terremoto en Italia tiene réplicas en España, es la constatación de que el mayor freno a la recuperación económica es la inestabilidad política. No quiero decir con esto que no haya que hacer oposición dura ni marcar de cerca a los gobiernos, pero sí que suele anteponerse el cortoplacismo demoscópico a la común finalidad de salir del atolladero. Ya lo dijo un portavoz antes de ser ministro: «Que aumenten los problemas, que ya vendremos nosotros a solucionarlos».
Lo de Italia además de afectarnos es una llamada de atención a quienes tratan de convertir nuestro Parlamento en el gran foro del lodazal Bárcenas o a quienes anteponen la estrategia de ruptura territorial con el estado a su sanidad, su empleo y su futuro dentro de la unión europea. La inestabilidad política puede hacer caer a primeros ministros, pero también sumir a un país en la ruina y el descrédito.
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