Restringido
Carta a Inés
Estimada concejala de Medio Ambiente: le escribo esta carta pública después de haberlo intentado todo por otras vías, experimentando de nuevo la indefensión absoluta a la que estamos sometidos los ciudadanos ante tantas sinrazones de los gobiernos. En este caso en lo referente a la violencia acústica de la ciudad. He vuelto a llamar al teléfono de información del Ayuntamiento para confirmar que las obras de interior pueden realizarse en los siguientes horarios: días de diario de ocho de la mañana a nueve de la noche. Sábados, domingos y festivos, de nueve y media de la mañana a nueve de la noche. ¿No le parece totalmente irracional? En el edificio colindante al mío llevan cinco meses largos derrumbando el interior de un inmueble comercial de varias plantas con muros que parecen de diamante. Encienden las infernales máquinas a la hora permitida y las apagan a la hora permitida. Doce o trece horas de suplicio. Porque no hay cuerpo ni mente, como usted bien sabe, que pueda soportar esa agresión tanto tiempo. He hablado con los diferentes encargados de obra, algunos comprensivos, con los operarios que me han reiterado su: «pues imagínese nosotros». Lo imagino, tremendo ha de ser, y seguramente ilegal el número de horas que lo sufren. Pero ellos cobran por hacer ese trabajo y los vecinos no podemos realizar el nuestro. Yo me he visto este verano recorriendo bibliotecas y casas ajenas buscando un lugar donde escribir. He perdido trabajo y salud, ¿quién me lo devuelve? ¿quién protege a los ancianos o enfermos sin recursos ante esta violencia?
Le suplico, Inés, que revisen y cambien estas leyes brutales contra los seres humanos. Confío en su sentido común. Y le envío un cordial y silencioso saludo.
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