Toni Bolaño
Carta abierta a Artur Mas
Estimado president. En 1702, Felipe V juró los fueros de los catalanes. Aceptó sus prebendas para que Cataluña se situara en la órbita de la monarquía borbónica. Lo hizo en Barcelona, en presencia, del Consell de Cent, el órgano de gobierno de la ciudad con gran influencia, sobre todo económica, en una buena parte del territorio. Sin embargo, la guerra de Sucesión de la Corona Española era inevitable. La partida no se jugaba en España. Se jugaba en Europa. Que un Borbón ocupara el trono de España y tuviera posibilidades de reinar en Francia no era del agrado de ingleses y alemanes que abrieron las hostilidades. Cataluña se sumó a la sublevación dinástica de Carlos de Austria, pero cuando éste fue nombrado Emperador de Alemania en 1713, su interés en la corona de España bajó muchos enteros. Inglaterra también dejó la guerra. No quería que los Austrias tuvieran demasiado poder en Europa con uno de ellos en la corona española. Acabada la contienda, Felipe V publicó el Decreto de Nueva Planta eliminando los fueros catalanes. La burguesía catalana después de la guerra se afanó en buscar acuerdos con el rey para preservar sus intereses económicos. Los obtuvo en el comercio por el mediterráneo pero también con el nuevo mundo porque Felipe V abolió los aranceles a los productos catalanes en Castilla abriéndoles las puertas de América.
Disculpe president esta incursión histórica pero creo que le conviene leerla. Y mejor, estudiarla. No le estaría de más. Se puede defender la independencia, ¡faltaría más!, –y se puede hacer porque estamos en un país democrático– pero para hacerlo no hace falta mentir sobre la historia. Hoy a muchos catalanes se nos ha caído la cara de vergüenza cuando le hemos oído decir que «los héroes de 1714 utilizaron fusiles y bayonetas» para defender a Cataluña pero que hoy hacemos exactamente lo mismo «con las urnas». No president, en 1714 no estaba en juego el autogobierno. En 1714 Cataluña defendía a un rey de España y se equivocó de bando. En España y en Europa. La burguesía catalana no perdió porque enseguida sumó esfuerzos para acercarse a la monarquía. Las clases populares, en 1820, hicieron posible la monarquía liberal apoyando la sublevación del general Riego.
En política, president, se puede hacer cualquier cosa menos el ridículo, como decía el president Tarrradellas. Después de su discurso de ayer en Lleida, me temo que usted se puso en ridículo porque para defender las creencias no hace falta recurrir a los mitos, ni a las sagas ni a los mártires. Y menos a inventarlos.
Atentamente.
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