Toni Bolaño
Cataluña al pairo
Algunos dirigentes nacionalistas teorizan que lo importante es el proceso de transición nacional. Que da igual quién gane. Que lo importante es hacer realidad las aspiraciones de miles de ciudadanos. Pues bien, lo han conseguido. Han dinamitado a su propio partido en favor de los republicanos. ERC sigue consolidando su «sorpasso» sobre la federación nacionalista que sigue en caída libre. La encuesta del CEO no revela nada nuevo pero confirma la tendencia.
Estos mismos dirigentes hicieron gala de su sectarismo y rechazaron al inicio de esta legislatura un acuerdo con el PSC «porque es la oportunidad de hundir a los socialistas». Aquí también han acertado. El derecho a decidir ha roto a un socialismo que sólo a fuerza de tropezones se ha dado cuenta de su error. Navarro ha hecho propósito de enmienda saliéndose de un remolino que los engullía sin paliativos. A partir de ahora, habrá que ver si los electores le vuelven a dar confianza. Quizás es tarde, pero el PSC puede haber tocado fondo y empezar una recuperación.
Con el espacio político central que ha dominado la vida catalana desde la caída de la dictadura hecho trizas, emergen dos fuerzas, los republicanos de Junqueras y los ciudadanos de Rivera. ERC con un discurso simplista y mesiánico ha conectado con el hartazgo de la sociedad. Sin mojarse, sin comprometerse y con un mensaje idealizado –y falso- de las ventajas de la independencia se ha consolidado como primera fuerza. Incluso ha conseguido que en una encuesta oficial, el presidente de la Generalitat suspenda. Es la primera vez, pero Mas ha hecho méritos más que sobrados para conseguirlo.
Con un PP casi en fuera de juego por cuitas que poco tienen que ver con la política, Ciutadans se está adueñando del espacio político que durante décadas ha sido un coto privado de socialistas y populares. Albert Rivera tiene un discurso fresco, habla sin tapujos y no tiene la pesada que mochila que arrastran PSC y PP por sus años de gobierno que a ojos de los catalanes están plagados de errores.
ICV sigue en su senda aunque su ambigüedad sobre el derecho a decidir no le hace beneficiaria de la desbandada socialista que se refugia en C's, pero sigue consolidándose como una fuerza a tener en cuenta. Los teóricos del secesionismo que viven en el Palau de la Generalitat han logrado su objetivo final y han caído en su propia trampa además de dejar a Cataluña al pairo.
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