Marta Robles

Ceros en educación

Los políticos españoles tienen una asignatura pendiente, y si su futuro hubiera dependido de aprobarla, parece claro que jamás habrían conseguido finalizar sus licenciaturas. Es la asignatura de Educación, naturalmente, que se van pasando de Gobierno a Gobierno, cada vez en peores condiciones. En cuanto un grupo determinado llega al poder, pone tanto afán en dejar huella en esa tarea y en cambiar lo que otros hicieron previamente –estuviera bien o mal–, que el sistema se va deteriorando cada vez más. La prueba son los resultados del último informe PISA, según el cual el rendimiento medio de los alumnos españoles en las diversas materias se encuentra muy por debajo del resto de los europeos. La secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, dice que «ya sabíamos que en las matemáticas, lengua y ciencias teníamos pobres resultados, pero que son peores aún en resolución de problemas» y añade, entusiasta, que «la Lomce supone un cambio radical». Pero, claro, nos cuesta creerlo, porque hasta el momento, unos y otros lo han hecho rematadamente mal. Y no sólo porque se hayan cargado las humanidades, desde mi humildísimo punto de vista, absolutamente esenciales, sino, además, porque tal y cómo ha señalado el director de PISA, Andreas Schleicher «la enseñanza en España se centra demasiado en la reproducción de los conocimientos que se adquieren y no en extrapolarlos para resolver situaciones prácticas». Vamos, que los chicos aprenden sólo para olvidar tras el examen y sin saber que lo que han aprendido les puede servir para la vida real. Miedo da pensar que nuestro futuro (porque nuestros jóvenes lo son) está en manos de lo que planifiquen los políticos que, hasta ahora, sólo han sacado ceros en Educación.