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«Champions in love»

La Razón
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Abramovich destituyó a Mourinho, entregó las riendas a Grant y el Chelsea alcanzó la final continental que perdió en los penaltis con el United. Craig Shakespeare, «in love», releva a Ranieri y el Leicester remonta el vuelo a costa del Sevilla, más identificado con la Liga Europa que con la Champions. Técnicos.

Benítez planteó tácitamente un reto a Cristiano para reforzar su autoridad. Evitó decir en conferencia de prensa que era el mejor jugador del mundo y, además, se fue a Gales a saludar a Bale. Perdió el pulso y le despidieron. Ranieri ganó la Premier con un equipo de medio pelo y, como si no creyera en la plantilla que condujo hasta el milagro, dejó de creer en los jugadores que lo protagonizaron y reclamó otros más caros y más alejados del proyecto. El tailandés Vichai Srivaddhanaprabha le echó después de obtener la Premier por primera vez en 132 años. Insólita decisión en Inglaterra. Shakespeare, «in love», recuperó la esencia que el italiano marginó y con ayuda del Sevilla se pasa el «brexit» por el forro.

Timorato. Pasota. Precavido. Inseguro atrás e impreciso en el pase, el equipo de Sampaoli encajó el 1-0 por falta de aptitud y el 2-0 porque no terminaba de colocarse. Esperaba a Nasri, que vio la primera amarilla por patear a Ndidi y la segunda por caer en la trampa de Vardy. Con 20 minutos por delante, el Sevilla se vio con diez y con un riguroso penalti a favor que N’Zonzi despreció. Demasiados errores. Se mostró como si la máxima categoría europea le viniera grande. En el desbarajuste en el que nunca debió caer, sin dar su verdadera talla ante un rival más animoso que ingenioso, los sevillistas despertaron del sueño sin Sampaoli en el banquillo. También expulsado, y Shakespeare, «in love», enamorado de la Champions.