Ramón Tamames

China ecológica

Frecuentemente, los lectores de prensa, telespectadores, y no digamos los visualizadores de tabletas y iPhones, reciben información sobre las difíciles circunstancias ambientales en gran parte de la República Popular China; y sobre todo, en sus ciudades más industriales o con mayor parque automovilístico.

Ya nos hemos referido a esta cuestión alguna vez en nuestra columna «Planeta Tierra». Y si volvemos a la carga, es porque lejos de resolverse las graves dificultades que sufren las poblaciones de las provincias y regiones autónomas del país más populoso del mundo, no sólo significan sufrimiento para millones de personas –y especialmente niños y ancianos–, sino que además trascienden a todos los medios planetarios, dando la impresión de que por mucho que se llame popular la República China, el resultado es que el pueblo se resiente de manera muy grave en su vida cotidiana. Al tiempo que, advierten algunos análisis estadísticos, la contaminación y otras miserias del caso, se llevan, seguramente, por lo menos punto y medio del espectacular crecimiento que se declara oficialmente.

Ya sabemos que China está avanzando en energías alternativas, con las cotas ya más elevadas internacionalmente en eólica y solar. Como por igual progresa en biomasa y en la adaptación de los combustibles fósiles, retirando el CO2 y otros gases de efecto invernadero en los focos de emisión. Pero con todo, el trauma de deterioro de la biosfera ha sido tan elevado en los años del crecimentismo, que todavía queda una inmensidad por hacer. Y en esa dirección, ni en el vigente Plan Quinquenal, ni en sus declaraciones políticas urbi et orbe, se aprecia una decisión manifiesta de las máximas autoridades, en cuanto a poner término a la situación del modo más rápido posible. En esa dirección, China tiene que proclamar en algún momento próximo de sus aspiraciones de superpotencia, que está por la labor ecológica; y que insuflará, con más fuerza que nadie —porque tiene más población y es el primer contaminante planetario—, una decidida acción política en pro del gran acuerdo de freno del calentamiento global.