Cristina López Schlichting
Chiripitifláuticos
Lleno total, gente fuera y público en pie. Muy raro en Madrid en plena Feria del Libro. ¿La razón? Valentina, Locomotoro, Barullo y uno de los Hermanos Malasombra presentaban la publicación de Cruz Delgado y Jorge San Román sobre el programa infantil estrella entre 1965 y 1974 (el Capitán Tan y Fileto Capocómico no pudieron asistir y el Tío Aquiles y Peor Malasombra han fallecido). Los capítulos de los Chriripitifláuticos ya no existen, porque las cintas fueron sobregrabadas. Lo bueno de semejante barbaridad es que se salvaron del despiadado juicio del tiempo e ingresaron en la categoría de mito. Había que ver esa Casa de Fieras llena a reventar de niños grandes y a Locomotoro emocionado revelando el secreto más secreto. Durante años nos «esmorramos» al intentar inclinarnos hacia delante como él y nos preguntábamos si lo conseguía mediante imanes o con contrapesos. El martes descubrió el arcano: anclaba los zapatos al suelo mediante una especie de herraduras de metal que se enganchaban a clavos fijados en el suelo. Como comentó Santiago Segura, que prologa estupendamente el libro, «cuando vimos a Michael Jackson hacerlo, nos dijimos: ¡Se lo ha copiado a Locomotoro!» El martes volvimos al tiempo en que hasta los malos eran buenos; la quina y el vino salían en las canciones (sin que sospechásemos que eran drogas); las estrellas no eran estrellas, sino padres y madres que se buscaban la vida en el pluriempleo y a los niños nos llamaban «Señores Chicos». El negrito Barullo (porque entonces la gente de color se llamaba «negra») reconoció que trabajar en el programa no le había sacado de pobre, pero que le había permitido la maravillosa aventura infantil de ver la tele por dentro. Hoy, para que se hagan ustedes una idea del recorrido de estas personas, Barullo trabaja de ATS. El martes pasado pudimos dar las gracias a Óscar Banegas, el creador de la serie, un productor de televisión que vino de Argentina y cuya viuda, Rita Varola, llevaba 40 años sin reconocimiento alguno. «Chiris» fueron y son Pablo Carbonell, Germán Coppini, Pepa Fernández, Romay o servidora. También el creador de «Torrente», que llegó a imaginar una película sobre nuestros héroes: «Chiripitifláuticos. The Movie», en la que los personajes se encontraban en el funeral del Tío Aquiles y reemprendían la aventura. Es estupendo que Ediciones Diábolo haya dotado de historia y color nuestros recuerdos en blanco y negro de la tele del tardofranquismo. Si quieres zambullirte, busca en las librerías o en la caseta 415 de la Feria.
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