Iñaki Zaragüeta

Cifras inasumibles si no se cambia el sistema

Cada día se hace más urgente la modificación del sistema de financiación de las Comunidades autónomas como única fórmula de eliminar las descompensaciones existentes entre ellas y, sobre todo, para frenar la escalada de la deuda que, como nuestra región, alcanza cotas imposibles de asimilar sin que veamos muy deteriorados nuestros servicios públicos y asistencias sociales.

El aumento de 10.400 millones de euros de la deuda de la Generalitat sólo por los préstamos concedidos por el Estado me asustan, especialmente cuando todavía no he sido capaz de percibir el valor del euro y, por norma, me veo obligado a la conversión en pesetas. Evidentemente, ese guarismo es mentalmente inalcanzable para nuestra antigua moneda, 1.720.400.000.000 de pesetas.

El problema se agranda cuando se contemplan las expectativas del futuro inmediato, donde no se vislumbra la claridad por más que el Consell realice una buena gestión.

Con este panorama no se comprende la demora en rectificar el actual sistema de financiación autonómica por el que, cada vez, la diferencia financiera entre ellas se agranda sin que, además, responda a los méritos contraídos sino a la concesión graciosa de privilegios para unos a costa de otros. El drama es que me temo lo peor. Así es la vida.