Toni Bolaño

Cita festivalera

Pere Navarro lleva un año al frente del PSC y ha sido candidato en unas elecciones. Si a estas alturas un 25% de los electores socialistas no le conoce, algo falla. No es un problema de comunicación, porque el líder socialista se pasea por todas los medios de comunicación. TV3, Catalunya Ràdio, RAC1 y 8TV, evidentemente, pero también lleva su andadura por las televisiones y radios de ámbito estatal en un esfuerzo por atraer los votantes castellano-parlantes, esos que se supone son tradicionalmente votantes del PSOE. Ni por esas. Su conocimiento es escaso y su valoración está bajo mínimos. La intención de voto al PSC no sólo no remonta sino que está en sus propias catacumbas.

¿Qué pasa entonces? Si no falta comunicación, la respuesta es sencilla: falta mensaje, un relato creíble. Sin duda a Navarro le pesa como una losa la gestión de Zapatero y que Rubalcaba no es el candidato idóneo para recuperar la ilusión –pero sobre todo el voto– de miles de ciudadanos que le dieron la espalda a los socialistas en las últimas contiendas. El socialismo no es, hoy por hoy, la alternativa que aglutine el hartazgo que provocan las políticas de Rajoy. Y cada vez se aleja más de ser «el pal de paller» que aglutine el voto contra la derecha catalana representada por CiU.

Los socialistas catalanes están desdibujados. Sus vaivenes políticos en la cuestión nacional le hacen mella. Su electorado tradicional, el que todavía le permanecía fiel, busca otras opciones. Por otro lado, los electores no ven en el PSC al partido de izquierdas que fue en otro tiempo. En el campo nacional, Pere Navarro se mueve en el terreno de juego nacionalista. No se desmarca del pensamiento único, ese en el que no quieren estar una buena parte de los electores socialistas. En el campo ideológico, se ha difuminado con el poder. Se critica la falta de gobierno en Mas, pero la oposición de Pere Navarro deja mucho que desear. De hecho, pasa desapercibida a pesar que el papel de Junqueras, que está en misa y repicando, se lo pone fácil.

Navarro, en un año, no consigue atraer a sus electores huérfanos y sigue un camino errante. Sigue taponando las pequeñas grietas del PSC con corchos de botella, pero es incapaz de ver como cómo la brecha de su barco cada día se agranda más. Por ahí, desaparecerá el PSC. Su capitán, es invisible.