Carmen Gurruchaga

Complejo ante los nacionalistas

El secretario general del PSOE tiene en sus dirigentes vascos y catalanes su particular «fuego amigo», amén de otros problemas de desorden interno que le proporcionan algunos barones, críticos con su estrategia de oposición y con su manera de llevar el partido. Desde casi todas las federaciones han criticados los pésimos resultados electorales cosechados por ese partido en las últimas contiendas electorales, pero a esa debacle ha contribuido, entre otras cosas, las posturas poco claras de los representantes socialistas en el País Vasco y Cataluña. Hace ya tres meses que subyace una lucha soterrada entre Ferraz y el PSC en cuanto al posicionamiento sobre el derecho de los catalanes a decidir su propio destino. Para evitar que este enfrentamiento pusiera en peligro la relación entre ambas formaciones surgió como tercera vía la defensa de un Estado Federal que no entendió nadie y mucho menos los propios votantes socialistas catalanes. Y para mayor escarnio, durante el discurso de investidura de Mas, Pere Navarro se ofreció, inopinadamente y sin consultar con Madrid, a colaborar con la coalición formada por CiU y ERC en ese incierto camino hacia el independentismo. Ante semejante dislate, el PSOE ha querido dejar las cosas claras porque, lógicamente, se sitúa en contra de esa ruta ilegal hacia la independencia de una parte de España y, por ende, de un referéndum que sería un desastre para el país. También están los socialistas vascos, dispuestos a ir de la mano de Bildu en cuanta institución le sea posible, con un ininteligible objetivo para sus votantes que no huyeron en la últimas autonómicas y que se sienten literalmente «estafados», ya que Patxi López dijo lo contrario en campaña. Y es que estas veleidades pseudo nacionalistas de los socialistas de ambas comunidades perjudican seriamente al PSOE en toda España.