Julián Redondo
Condenados
La Juve ganó al Madrid y le complica lo que podía haber sido un plácido viaje hasta Berlín, con los imponderables imprescindibles, que rara vez una semifinal de «Champions» es parada militar. Massimiliano Allegri tumbó a Carlo Ancelotti en el primer asalto porque utilizó mejor sus recursos, aunque son más pobres. La tozudez de Ancelotti por «sostenella y no enmendalla» con el anclaje de Sergio Ramos en la media condenó al equipo y al jugador, que tiene un sitio en la alineación, pero en el centro de la defensa, donde impone, donde destaca, donde hace lo que sabe sin necesidad de improvisar ni de interpretar un papel que le viene grande y no le corresponde. Es difícil recordar un partido tan horripilante de Sergio, ni aquel en el Camp Nou, cuando Carlo, cual Escarlata Ohara, juró, o casi, que no volvería a repetir semejante jugada. Pues ha vuelto a tropezar. Chicharito minimizó con su gol la estratagema contra el Atlético y la victoria en Sevilla dio alas al técnico para insistir... Hasta que se consumó la tragedia.
El 2-1 no es un resultado fatal y lo normal es que el Madrid elimine a la Juve en el Bernabéu porque será difícil que juegue peor que en Turín. Fallaron los laterales, Varane, el pobre Sergio, la inyección de testiculina al zombi Bale y las decisiones del entrenador en los cambios. Le faltó valor para quitar al galés y optó por Isco, lo fácil. Cuando Jesé entró por el sobrante a cinco minutos del final el relevo carecía de sentido. Keane y Scholes, antiguos jugadores del Manchester United, dijeron que el Madrid jugó con nueve, por alinear a Ramos y Gareth, y que a Carvajal deberían lincharle sus compañeros por el penalti que hizo.
En Inglaterra exageran mucho con el fútbol y sus conclusiones. Tan cierto como que Ancelotti se complicó la eliminatoria y su continuidad.
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