Toni Bolaño
Corazón republicano
Desde que el Rey anunció su abdicación todo son conjeturas. La pregunta del millón es por qué ahora. Respuestas las hay para todos los gustos. Sin embargo, un denominador común planea en casi todas estas respuestas. Ahora es el momento porque para hacer los cambios necesarios se necesita a dos, al Partido Popular y al PSOE.
Los nacionalistas catalanes no cuentan. Hasta hace un año todavía hacían guiños a La Zarzuela. Teorizaban que con Felipe iría todo mejor. Hasta el conseller Francesc Homs visitó el palacio en una reunión mantenida en secreto hasta que la publicó LA RAZÓN.
El PSOE es una pieza básica en el entramado constitucional, pero hoy por hoy está en la Unidad de Cuidados Intensivos. Quizá las prisas radiquen en este punto. Alfredo Pérez Rubalcaba lo tiene claro, pero sólo será secretario general hasta el 27 de julio. El nuevo responsable del partido no tiene por qué compartir su posición. De momento, no se sabe quién es. Ha apelado a la responsabilidad y ha manifestado su compromiso con el pacto constitucional. Ha marcado una posición que ganó por los pelos en la Conferencia Política que tuvo lugar hace pocos meses.
Alfredo Pérez Rubalcaba no lo ha dudado ni un minuto. Conoce de sobra que en el PSOE late un corazón republicano. En plena negociación de la Constitución, fue el Partido Socialista quien presentó una enmienda por la República. No el PCE de Santiago Carrillo. Fue el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra. Por eso, el todavía secretario general socialista ha salido contundente. No quiere más líos.Un dirigente comentaba con sorna que «ya sólo le faltaría poner otra urna en el Congreso Federal».
Todavía resuenan en Ferraz los ecos de la petición de abdicación realizada en 2012 por el secretario general de los socialistas catalanes, Pere Navarro. Seguro que entre bambalinas Rubalcaba ha pensado que más vale tarde que nunca. El Partido Socialista es necesario, pero su mala salud puede poner en peligro cualquier cosa.
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