Paloma Pedrero

Creadores jubilados

La Razón
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Voy a intentar contar brevemente la conmoción que el desaguisado de una nueva ley está ocasionando entre nuestros creadores, y que tanta indignación ha provocado entre la gente de bien (véase en las redes). Verán, nos enteramos en noviembre de que Hacienda estaba multando a importantes escritores, multas, por cierto, que no podían pagar. Porque, queridos lectores, la inmensa mayoría de los que nos dedicamos a eso de la autoría tenemos ingresos inestables y pequeños. Derechos de autor exiguos. Y cuando nos jubilamos, después de haber pagado con titánico esfuerzo la cuota mínima de autónomos toda la vida, nos suele quedar también una pensión mínima (unos 600 al mes) que da para pagar recibos de casa, luz, agua... y materiales de trabajo. Por eso les pedimos a todos los dioses que nos den salud mental y física para poder seguir escribiendo artículos, dando alguna conferencia, curso o lo que buenamente nos ofrezcan por nuestra labor. Pues bien, ahora resulta que el Ministerio de Empleo y Seguridad Social considera un fraude cobrar esa pensioncita e ingresar legalmente por nuestra actividad. Una actividad que es vocacional y de la cual nos sería funesto desprendernos. Porque más que la comida nos da la misma vida. Que mujeres y hombres que han dedicado su transitar a dar pensamiento, arte, música, literatura a la sociedad estén por ley abocados a tener una vejez miserable, es un gesto de desamor bruto y un desprecio a la cultura vergonzoso. Es asimismo un insulto a todos los que saben que la belleza y el conocimiento son el mejor antídoto contra la estupidez, la injusticia y la violencia. Y si no, lean a Caballero Bonald o a Gamoneda, dos de los escritores sancionados por darnos el mejor elixir de la existencia.