Irene Villa

Creciente adicción

La Razón
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Me preocupa la creciente dependencia del móvil y del ordenador. Muchos jóvenes están dejando de estudiar por mirar las actualizaciones de Twitter, las conversaciones de los grupos de WhatsApp, las noticias de Facebook o las fotos de Instagram. Y, ¿a quién no le ha pasado? Ya quizás en un puesto de trabajo, que por querer echar un vistazo rápido a las redes sociales, perdemos una mañana. La adicción a Internet tiene claros síntomas: preocupación excesiva por la mensajería online, rabia, tensión o depresión si no hay wifi o no puede conectarse, necesidad de más software o más horas de uso, aislamiento social, tendencia a mentir o a poner excusas para estar más tiempo conectado, etc. Si tienen hijos adolescentes seguro que estos síntomas les suenan, pero es que además de influir en el hábito de estudio, esta dependencia también influye negativamente en la rutina del sueño. El hecho de no poder apagar el móvil, por si ocurre alguna urgencia, tener que responder los mensajes en el momento, o estar enterado de lo que ocurre en cada uno de sus grupos de WhatsApp en los que nos meten sin pedir permiso, son también consecuencias de la dependencia tecnológica. La solución está en apartar el teléfono de la vista. En apagarlo, especialmente cuando uno está durmiendo. Los especialistas aconsejan establecer un periodo determinado al día para leer y contestar correos, mensajes, ver las redes sociales... pero no hacerlo durante todo el día y a todas horas. Entrar en Internet para buscar una información también debe tener unas reglas como la de no perderse en anuncios y reclamos, sino que hay que ir directamente a la búsqueda concreta y mantener un nivel de concentración óptimo para ser tú quien gobierne la búsqueda y no la red que nos invita a perdernos horas y horas en informaciones y vídeos que no aportan algo verdaderamente importante. Sobre todo para los jóvenes esta adicción puede acarrear serios problemas en su formación. Los hábitos sanos ayudan a liberarnos de esta dependencia y a dar pasos certeros hacia la felicidad.