Rosetta Forner

Cuestión de excelencia

La Razón
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Francia atrae a más estudiantes iberoamericanos que España. En este caso, el idioma no es la excusa ni la ‘causa’. Visto el panorama político español podría decirse que ‘lo macro explica lo micro, y viceversa’: empleamos más energía y tiempo en ‘igualar hacia abajo’ -léase desprestigiar al otro-, que en motivarnos y competir. Usamos la envidia -jamás tiene nada de sana-, en lugar de admirar al otro y afanarnos en superarle. El español no suele hablar bien de sí mismo. ¿Por qué? Cuestión de vergüenza, según algunos. Cuestión de baja autoestima, en mi opinión. Ser competitivo para por conocer las cualidades propias, creer en ellas, y aplicarse en darlas a conocer. Muchos se dejaron llevar por lo cantos de sirena de la construcción y optaron por ‘pan para hoy y hambre para mañana’. Estudiar es apostar a largo plazo. Actualmente, con la burbuja pinchada, sobran albañiles y falta gente cualificada. Usamos la ‘vergüenza’ como excusa-causa del no aprender a hablar bien en Inglés. Empero, a algunos políticos no les da vergüenza tratar a los ciudadanos como imbéciles (como el que ‘manda’ –de momento- en el PSOE. Partido que, por cierto, va ya por el segundo secretario general cuyo mérito es ‘ser’ guaperas). No se nace mediocre o excelente. La envidia, los celos, condenan a una sociedad a la mediocridad. Consecuentemente, en lugar de progresar y esforzarse, se trata de eliminar al enemigo de forma literal (por ejemplo, el asesinato de Isabel Carrasco), o mediante el desprestigio (el ‘todos contra el PP’ de la izquierda española). Otra consecuencia es la anulación del sentido común; sin este, no se analiza lo que se ve, se oye o se lee. Como coach, enseño a pensar y a usar la inteligencia para ahuyentar el adocenamiento. Todos tenemos inteligencia natural, pero ésta debe fomentarse usando otras capacidades (esfuerzo, perseverancia, constancia, etc.), que a su vez, son valores. Los padres deben animar a sus hijos a ser competentes y competitivos, a ser lo mejor de ellos mismos. “Los perdedores siempre tienen una excusa, los ganadores un plan”.