
Alfonso Ussía
Cuidado, que amaga
La política española se ha despertado con una noticia pavorosa. La calle hierve de comentarios a favor y en contra. Si no alcanza un acuerdo, amenaza con amagar. Amagar bien y con productividad no es fácil. Hubo un futbolista del Valladolid que amagaba muy bien y regateaba mejor. Se llamaba –y es de esperar que siga en el empeño– Onésimo. Pero era tan hábil amagando que se amagaba a él mismo, se regateaba a sí solo y terminaba perdiendo el balón sin que los adversarios intervinieran. Hay boxeadores duchos en el arte de amagar. Lo hacen tanto y tan bien que acostumbran a terminar tumbados sobre la lona del ring con la nariz arremolachada y la cabeza en otro sitio. Se amaga para dar, no para recibir. Después del amague, la torta. Es decir, que para amagar hay que estar muy seguro de lo que se hace y para qué se hace, porque si se va de farol la bofetada que se recibe es de muy complicada curación.
No se habla de otra cosa en las esquinas, rincones y detrás de las cortinas de la política española. Según las informaciones publicadas en diferentes periódicos, el PCE practica en Izquierda Unida una política de exclusión, y al paso que va, puede quedarse con todo el poder en sus manos. Las otras fuerzas que forman parte de la moderna y divertida coalición están que trinan con Cayo Lara, el de Argamasilla de Alba, y el más enfadado de todos no es otro que el gran político Gaspar Llamazares, que amaga con una lista alternativa. Llamazares y Lara no se pueden ver ni en pintura. Se topan de improviso y gruñen. Cayo Lara es el responsable de habernos privado de la palabra siempre inteligente y precisa del dirigente asturiano. Llamazares reaccionó abandonando el PCE y fundando un nuevo partido político, Izquierda Abierta, coliderado por el propio Llamazares y la compañera Montserrat Muñoz. Fue como un irse sin marcharse porque mantuvieron al nuevo y floreciente partido en Izquierda Unida. Se ignora el número de militantes que siguen a Llamazares y Muñoz. Me aseguran que una decena, al menos. Y claro, con tan menguado apoyo, lo de amagar amenazando con una lista alternativa a presentar en la próxima Asamblea de Izquierda Unida no ha preocupado en exceso a Cayo Lara, el férreo estalinista de La Mancha. Cayo Lara tiene detrás a todo el PCE, o a buena parte de su militancia, y se puede merendar a Llamazares con un simple movimiento del dedo meñique de la mano izquierda. No obstante, Llamazares ya ha amagado y cuando se amaga, no hay vuelta atrás.
Mis simpatías estarán siempre junto a Llamazares. Su infinita capacidad para decir sandeces ha sido fuente de mi inspiración durante más de una década. Pretendo ser comprendido. Escribir un artículo cada día puede resultar agobiante. Hay mañanas de nubes densas e ideas menguadas. Pero Llamazares siempre me ha tendido un puente y echado una mano. Cuando no sabía qué escribir, casualmente, Llamazares hablaba y me escribía el artículo. Conmigo, al menos ha sido bondadosísimo y de una generosidad extrema. Además, siempre me ha parecido más noble posicionarse del lado de David y en contra de Goliat. No conozco a la compañera Muñoz, pero por cortesía y buena educación, no me permito poner en duda sus valores y merecimientos. Si Llamazares ha aceptado que la compañera Muñoz comparta con él nada menos que el liderazgo de Izquierda Abierta, esta mujer tiene que ser la bomba.
Todos a la expectativa. Ha pasado desapercibida hasta la majadería de Durán y Lleida comparando el proyecto de Wert con el franquismo. La política, de cuando en cuando, se pone de acuerdo en lo fundamental. Y nada más fundamental para España en estos días de diciembre que la amenaza de Llamazares a su anterior partido político. Va a amagar. Para mí, que se va a dar un jardazo, pero quiero que sepa que cuenta con todo mi apoyo y mi entusiasmo más abierto. De bien nacido es ser agradecido.
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