Julián Redondo

Culto a la estrella

Culto a la estrella
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En el mejor de los casos, Casillas disputará cinco partidos oficiales con el Real Madrid antes de la convocatoria de España para el Mundial brasileño. Con él, Vicente del Bosque confirma la regla, pues representa un hecho excepcional que el suplente en su equipo durante el campeonato principal sea titular indiscutible en la Selección.

Mas ése no es el caso. La alternancia en la portería con Diego López empujó a Iker a buscar una salida del Madrid hace ya tiempo; y a pesar de que su contrato está firmado hasta el 30 de junio de 2017, y aunque ha manifestado repetidamente que su deseo es cumplirlo y retirarse al cabo de los años en el club de sus entretelas, el rumor, cada día que pasa más persistente, le sitúa en pagos británicos a partir de la próxima temporada. Un portero con las máximas aspiraciones, ni siquiera uno como él, no puede permitirse acotar una temporada con un máximo de 22 titularidades.

Ahora le reclama Inglaterra, ejemplar con sus campeonatos y con la venta del producto, pero muestra un punto débil en el contenido nacional (los jugadores y, sobre todo, los porteros) más que en el continente, y no se trata de cuestiones geográficas. La página de la Premier en Asia recibe alrededor de 36 millones de visitas diarias; la de la Liga, poco más del millón. En Gran Bretaña hay 11 millones de telespectadores apuntados al «pay per view»; en España, en torno a los dos millones. La liga inglesa percibe cerca de 2.000 millones de euros por la venta de los derechos de televisión; la Liga, 650... ¡Y Casillas se va al Manchester City! Bueno, ambas afirmaciones no son ciertas: ni está oficializado que Iker hará público su nuevo destino antes, durante o después de Brasil'16, y tampoco que vaya a fichar por el equipo de Pellegrini.

Si Casillas emigra a la Premier, la Liga perderá una más de sus estrellas. El portero del Madrid, campeón del mundo y bicampeón de Europa, si la normalidad no lo remedia seguirá los pasos de Torres, Silva, Mata, Negredo, Navas, Soldado, Azpilicueta, De Gea... Pero el éxodo, del que Real Madrid y Barcelona están al margen, a pesar del anuncio de Valdés en el caso azulgrana, es la solución de los problemas económicos que ahogan al fútbol español, obligado a vender para sanearse. La Bundesliga tiene menos tirón internacional que la Liga, pero «sólo» debe 1.000 millones de euros, por los 3.500 del campeonato español, que tardará no menos de ocho años en acercarse a los números de los alemanes, no ya a saldar su deuda. La recuperación económica es lenta y la diáspora, un hecho, más acentuado y llamativo si Casillas se va, o puede que se vaya, del todopoderoso Real Madrid.

El culto a la estrella mediática –ahora tan en boga–, artística, política o deportiva, una moda que en este país es pasajera porque el pueblo, influenciado por líderes efímeros, de quita y pon como no podía ser de otra manera, sitúa a los ídolos en una montaña rusa, rara vez en una urna, burbuja que en el caso de Iker se hizo añicos durante el trienio mourinhista. De ahí los desencuentros de Casillas con una parte de la afición, con Arbeloa y con el club, y útlimamente, se dice, con Cristiano y con Ramos por no salir después del clásico a sacudir a Undiano Mallenco. Él no era partidario. Y como no tiene la seguridad de que su rol en el equipo vaya a cambiar la próxima temporada, se ha planteado, aseguran, la despedida. Es el rumor que circula y que los periodistas, permeables a informaciones diversas, atendemos. Forma parte de nuestra naturaleza. «Los periodistas empiezan con ganas de cambiar el mundo y terminan con ganas de llegar a ser directores», reflexiona Roberto Saviano en «CeroCeroCero», y concluye: «Es más fácil condicionarlos que corromperlos».

La palabra de un representante, de un directivo, de un familiar o del interesado condiciona la información y promueve el rumor, antesala de la noticia.