Alfonso Ussía

De himnos

La Razón
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Carolina Marín –perdón por la vanidad, «Premio Alfonso Ussía» a la «Española del Año» del diario «La Razón» en su edición de 2014– ha conseguido su segundo campeonato mundial de bádminton consecutivo en Yakarta. Una deportista insuperable. Cuando en el podio, recibió su trofeo con la Bandera de España anudada a su cintura, se oyó el Himno Nacional. Con letra. La letra que don José María Pemán escribió en 1928, en pleno reinado de Don Alfonso XIII. Y Carolina sonrió algo despistada.

Escribí meses atrás que me gusta el Himno de España sin letra. El que lo sienta en el alma, que le ponga la letra desde sus sentimientos. Las letras de los himnos o son violentas o dicen tonterías. La «Marsellesa» es violenta, como el Himno de Mamelli italiano, como la «Brabançone» belga. Los himnos cantados más impulsivos son los americanos. El argentino, el brasileño, el mexicano... Los geniales «Les Luthiers» crearon un himno bélico argentino irónico y demoledor pocos meses después de la Guerra de las Malvinas. Creo recordar algunos renglones de la apoteosis final. «Ya resuenan los ruidos de sus botas./ nos pasaron por encima y nos ganaron./ Nos dejaron en pelotas./ ¡Perdimos, perdimos, perdimos otra vez!». Ponerle letra al Himno de Austria, cuya partitura es de Mozart, carece de sentido. Un himno, para mí insuperable, es el que compuso el «Grupo Risa» para el Spartak de Puerto Hurraco, que entrenaba mi personaje radiofónico Floro Recatado, que nació en el «Debate» de Luis del Olmo y lo recuperó Federico Jiménez Losantos en la Cope. «Puerto Hurraco tu escudo y linaje/ es la gloria de un club pendenciero,/ con nobleza, valor y coraje/ aunque siempre perdamos seis-cero./ ¡Aúpa Spartak de Puerto Hurraco/ vaya chollo el de nuestro rival!/ Las zagalas del pueblo que van a las gradas/ se quitan las bragas/ cuando nos ven jugar./ ¡Se quitan las bragas/ cuando nos ven jugar!». El himno tuvo una vigencia de seis meses, hasta que se recibió una carta de enérgica repulsa de la entonces Embajadora de Costa Rica en España. La música que los malvados «Hopper», Fernando Echevarría y David Miner eligieron, era el himno de aquella bellísima y culta nación centroamericana.

El error de la organización indonesia ha enfadado mucho a los incultos de siempre. Llamazares habla del «Himno franquista», como la Talegón y demás representantes de la ignorancia. En 1928, Franco no gobernaba en España. Le encomendó la creación de la letra a Pemán el general don Miguel Primo de Rivera, al que casi todos los necios confunden con su hijo José Antonio. No puede ser, como asegura el eximio Llamazares, un himno franquista. Y no se cantó en el régimen de Franco, porque se consideraba un himno monárquico. Lo que está claro es que si el Himno de España necesita –insisto en que no– una letra, la de don José María a nadie daña ni rehúye. Es un himno con sabor atlántico, con una referencia histórica a nuestra presencia en América. Cuando se equivocaron en Australia y se oyó en homenaje a los tenistas españoles de la Copa Davis el republicano y efímero Himno de Riego, ni Llamazares, ni la Talegón protestaron. Se consideró un error y pelillos a la mar.

La letra de Pemán es buena, como todo lo suyo. Patriótica y medida para el Himno que nació de la vieja Marcha de Granaderos. «¡Viva España!/ Alzad la frente/ hijos del pueblo español,/ que vuelve a resurgir./ Gloria a la Patria/ que supo seguir/ sobre el azul del mar/ el caminar del sol./ Triunfa España/ los yunques y las ruedas/ cantan al compás/ del himno de la fe./ Juntos, con ellos/ cantemos de pie/ la vida nueva y fuerte/ de trabajo y paz». El tramo inicial oceánico e histórico, y el final, tan social y revolucionario como «La Varsoviana» o «La Internacional». Pero nunca franquista porque Franco ni lo encargó, ni lo hizo oficial por ser obra de un autor declaradamente partidario de la restauración monárquica en la figura de Don Juan de Borbón, al que los más ilustres franquistas denominaban «El cabrón de Estoril».

Los organizadores del Mundial de Yakarta ignoran su sentido de la oportunidad. Ahora que los analfabetos del Ayuntamiento de Jerez han retirado el busto de su más ilustre y enamorado hijo adoptivo, bueno es que los indonesios le pongan su letra al Himno de España. Una letra intemporal, válida, amable, oceánica y social. Nadie puede sentirse herido, exceptuando a los ignaros y mostrencos que confunden la monarquía de Alfonso XIII con el franquismo. Claro, que también hablan de la Bandera franquista, creada por Carlos III en 1785. Y del yugo y las flechas franquistas de los Reyes Católicos. Asnos.

Sin letra, nuestro himno está muy bien. En el caso de adornarla con la palabra, la mejor está ya escrita. La de Pemán.