Carmen Enríquez
De las palabras a los hechos
Cuando el Rey Felipe VI dijo ante las Cortes que la Monarquía que él iba a encarnar tenía que ser íntegra, honesta y transparente, sus palabras no eran una mera declaración de buenas intenciones. Prueba de ello es la batería de medidas anunciadas ayer en la primera reunión informativa de los responsables de la Casa de SM el Rey con los periodistas que habitualmente siguen las actividades de la Familia Real. Todas ellas encaminadas, como no podía ser de otra manera, a desterrar cualquier sombra de sospecha sobre una conducta inadecuada de los integrantes de la institución de la Corona y del personal de dirección que rodea a la Jefatura del Estado.
Sorprende que tan sólo un mes y nueve días después de la jura de Felipe VI como nuevo Rey, los responsables del funcionamiento de su Casa hayan plasmado en papel la voluntad del Monarca de que los miembros de la Familia Real no puedan ejercer otra actividad distinta a la institucional, que se regule de forma jurídica el régimen que determine que regalos se puedan admitir, que se establezca un sistema de incompatibilidades para el personal de alta dirección de la Casa o que se elabore un Código de conducta que incorpore principios de buen gobierno para el personal que trabaja en el Palacio de la Zarzuela. A una falta absoluta de arrogancia y a la intención de no cometer equivocaciones, corresponde también la voluntad del nuevo Rey de buscar el asesoramiento jurídico para no cometer errores en el desempeño de sus funciones y que éstas se ajusten siempre a la Ley. Con buen criterio por parte de los responsables del Palacio de la Zarzuela, según explicaron fuentes de la Casa del Rey, se ha considerado oportuno que es mejor contar con la asesoría de un experto que determine con total seguridad lo que es pertinente o no desde un punto de vista legal.
La filosofía de esta primera hoja de ruta de la Monarquía renovada a la que aspira el rey Felipe VI es la de complementar con las medidas que han de entrar en vigor antes del 31 de diciembre de 2014 la voluntad de que la institución que él encabeza sea más integra, más honesta y más transparente. Se busca que la Corona recupere la tan necesaria pero deteriorada ejemplaridad, norma de actuación de la Familia Real durante gran parte de los treinta y nueve años transcurridos desde la restauración de la Monarquía en 1975.
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