Restringido
De recién bachiller a catedrático jubilado
A menudo la agenda política y mediática gira en torno a cuestiones que son importantes pero que desplazan de la centralidad otros temas no menos importantes y muy urgentes.
Antes de que finalice el año 2015 se habrán celebrado elecciones generales y seguramente durante estos meses se irán desgranando los compromisos de cada partido político acerca de la reforma de la ley electoral, la eliminación del Senado o la corrupción. Se frivolizará el debate con una competición de reducción de cargos de confianza, la eliminación de los consejos consultivos o para quitar recursos económicos a las formaciones políticas y a los sindicatos y todo ello se aderezará con algún debate sobre alguna institucionalidad democrática.
No digo yo que no sean asuntos que deban debatirse en un proceso electoral, pero desplazan el interés que tienen otros temas más importantes y urgentes como, por ejemplo, la sostenibilidad de nuestro Estado de Bienestar.
El INE realiza anualmente Proyecciones de Población con un horizonte de 10 años. El 22 de noviembre de 2013, el INE publicó la proyección demográfica con horizonte 1 de enero de 2023.
La población española está cayendo en número desde el año 2012. Según la proyección que realiza el INE, perdería en los diez años siguientes 2,6 millones de habitantes; por lo tanto, la población total pasaría de 46.704.000 habitantes el 1 de enero de 2013 a 44.083.000 en el mismo día de 2023.
Según esta proyección, a partir de 2017 las defunciones serían mayores que los nacimientos. La edad media de los residentes en España llegaría a ser de 45 años al final de periodo. En 22 de las 50 provincias esa edad media será en 2023, según la proyección, mayor de 47 años.
El objetivo como sociedad es lograr una esperanza de vida cada vez mayor y los avances médicos circulan en un cambio de perfil del enfermo, cada vez menos enfermos agudos y más crónicos pluripatológicos, cuestión que incide directamente en la planificación del sistema sanitario.
Es cierto que los problemas urgentes son de índole económica, pero los problemas que tendrá España a largo plazo serán también demográficos.
La tasa de fecundidad española es de las menores de Europa y esto tiene que ver con un mercado laboral precario que condiciona la decisión de tener hijos. El aumento de la desigualdad redunda directamente en una vida peor para la mayoría, pero también cercena las potencialidades que podrían hacer de España un país mucho mejor en el futuro.
Todo ello configura un cóctel preocupante, no para un futuro lejano, sino para el tiempo inmediato y la peor estrategia es precisamente no tener ninguna.
Hay que definir nuevos modos de gobernanza de las instituciones que exijan un cambio de ética respecto a lo público, hay que debatir socialmente una reforma del sistema fiscal que sea compatible con el crecimiento económico y la sostenibilidad del Estado Social y hay que entender una sociedad poblacionalmente diferente a todo lo conocido. La vejez, como tantas cosas, no es una realidad estática y quienes lleguen en el futuro a la edad de jubilación actualmente practicada tendrán unas trayectorias vitales muy diferentes a las que tuvieron sus predecesores.
La sociedad española se ve a sí misma sumergida en un profundo túnel sin saber muy bien qué se va a encontrar cuando llegue a la luz que se vislumbra al final. Nadie es capaz de dibujar la España que nos vamos a encontrar dentro de diez, quince y ni mucho menos veinte años.
En estas elecciones muchos ciudadanos quieren saber qué modelo de sociedad representan las diversas posiciones ideológicas. España es un país muy rawlsiano, algunas investigaciones sociológicas demuestran que existe un consenso de más del 90% que quiere un sistema sanitario público financiado con impuestos, que quiere un sistema de pensiones públicas que den esa red de seguridad a las personas ante las contingencias que se presentan en la vida. Eso no es incompatible con una amplia dosis de libertad para el que quiera y pueda afrontar los obstáculos de manera individual.
El próximo Gobierno lo formará aquél que sea capaz de cambiar la agenda mediática afrontando las preocupaciones centrales de los españoles, que tenga una idea precisa de a dónde queremos ir y cómo lo vamos a lograr. La sociedad necesita alguna certeza y unas expectativas que no sean motivo de decepción futura.
Tuve el honor de ser alumno, allá por 1990, de don Jose Mª Lozano Irueste, en ese momento profesor emérito de Hacienda Pública en la Universidad Complutense de Madrid. El primer día de curso nos dijo: «Ustedes son muy jóvenes, pero recuerden que un día se acostaron recién bachilleres y se despertarán catedráticos jubilados», esperemos que jubilados con pensión, si la política es capaz de tener la altura de miras suficiente.
✕
Accede a tu cuenta para comentar