Reyes Monforte

Decisiones

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Si alguien necesitaba otra prueba más (y van...) de que la Justicia es la mayor lotería que existe en España y que depende del juez que te toque para que una sentencia judicial te declare héroe o villano, he aquí la decisión del Supremo de repetir el juicio al ginecólogo Carlos Morín, acusado de practicar 89 abortos, de falsedad documental, asociación ilícita e intrusismo profesional, aunque el recuerdo que yo guardo de este caso lo ocupa una máquina trituradora de fetos. Lo demás se me antoja mera palabrería judicial, y por lo tanto, un contenedor de trampas y agujeros legales. Sin entrar en lo que supone esta decisión, aunque no se me ocurre mayor causa de deshonra profesional y, a mi entender, causa obligada de suspensión el hecho de que a un magistrado se le acuse de imparcialidad en el desarrollo de su profesión, uno se pregunta dónde está la justicia, sobre todo, para las víctimas. El Supremo dice que comprende lo lacerante que será para las mujeres tener que revivir una experiencia que marcó sus vidas. Lacerante e injusto. Porque sigue siendo injusto que la decisión de una mujer esté en manos de un juez, de un médico, de un ministro o del político de turno, en definitiva, de un señor. Y que nadie confunda esto con machismo o feminismo. Es puro sentido común. No se entiende qué hace un hombre resolviendo sobre la decisión de una mujer en pleno siglo 21. No se entiende que algunos quieran negar a las mujeres el poder de decidir mientras se admite que unos señores, ajenos a todo, tomen por ellas esa decisión. Suena raro. Y nada justo.