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Déficit o crecimiento

La Razón
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La polémica de la semana en el mundo económico se ha dado por las advertencias de Bruselas mencionando que España deberá llevar a cabo nuevos ajustes para cumplir el déficit.

Según los técnicos de la Comisión, España no cumplirá el objetivo de déficit ni en 2015 ni en 2016. La desviación será de tres décimas este año, un 4,5% del PIB en lugar del 4,2% presupuestado, y del 3.5% en 2016, en vez del 2,8% prometido. Las previsiones del FMI y de la OCDE apuntan a una desviación similar, aunque menos pronunciada que la de Bruselas. Un 4,4% en 2015 y 3,2% en 2016.

No es una enorme diferencia, pero debemos estar atentos. La consolidación fiscal no se ha dado con la intensidad que se estimaba porque, como menciona la Comisión y Moody´s, el gasto de las Comunidades Autónomas no se ha controlado como se esperaba, a pesar del mayor crecimiento. Efectivamente, España ha crecido más de lo esperado pero ha reducido su déficit menos de lo deseable. Esas décimas no serán un problema si seguimos incentivando el crecimiento y la creación de empleo, pero hay que avanzar en corregir los desequilibrios.

No sólo se debe generar un entorno que facilite que crezcan las empresas y se cree más empleo con una fiscalidad atractiva, sino que debemos pensar en presupuestos flexibles, donde se presupueste un colchón de gasto que solo pueda acometerse si los ingresos y el crecimiento son los esperados. De esa manera se evitarán sorpresas posteriores con los datos del déficit.

Recordemos que el desvío no se ha generado por Sanidad o Educación, sino por gasto corriente discrecional. Y debemos entender que, como hacen en Alemania o los países líderes, crecer más no debe ser un cheque en blanco para gastar más, sino para aprovechar periodos de bonanza para acelerar la reducción del déficit y avanzar hacia el superávit. Aumentar los desequilibrios afectará al crecimiento potencial a medio plazo y puede crear otro shock de deuda. Lo más gracioso de esta polémica es que los mismos partidos y economistas que quieren aumentar el déficit entre 25.000 y 60.000 millones anuales, y volver a la política equivocada de gasto excesivo de 2008 son los que han criticado más el posible incumplimiento de unas décimas. La deuda nunca se reduce gastando más. Hay que avanzar en las reformas y volver al equilibrio presupuestario que nunca debimos abandonar.