César Lumbreras
Deoleo: «Ná de ná»
No hay empresas o grupos españoles que quieran, y puedan, comprar las participaciones que otros españoles, en este caso varias cajas de ahorros, venden de la empresa Deoleo, líder mundial en la venta de aceite de oliva embotellado. Ésa es la realidad de lo que está pasando en estos días y que ha levantado una gran polémica, especialmente cuando se supo que el Fondo propiedad del Estado italiano ha presentado una oferta. Evidentemente, el mundo del aceite de oliva anda revuelto. Unos quieren mantener la españolidad de la empresa Deoleo; otros sostienen que da lo mismo, porque la producción de aceite de oliva está en nuestro país y que quien desee comprar este producto emblemático deberá pasar por aquí. La realidad es que España concentra más de la mitad de la producción mundial de aceite de oliva, pero, sin embargo, ni domina en el proceso para fijar los precios internacionales ni tampoco controla los circuitos comerciales, especialmente los que crean mayor valor añadido, en manos de los italianos. Algo falla. Hasta ahora Deoleo estaba controlada por grupos españoles: por un lado, cajas de ahorros, que han tenido que ser rescatadas y que venden su paquete; por otro, la empresa Ebro Foods, presidida por Antonio Hernández Callejas, que ha vuelto a hacer de las suyas, una vez más, y lleva dos meses vendiendo sus acciones en Deoleo (ha pasado de casi el 10 por ciento a menos del 3). De momento se quedan Unicaja y la cooperativa Dcoop. Pero, que sepamos, entre las ofertas presentadas esta semana no ha habido ninguna netamente española. Ésa es la realidad, mal que nos pese. Mucho aceite de oliva y oro líquido para arriba y para abajo, pero, a la hora de retratarse, «ná de ná».
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