Julián García Candau

Dependen de dos

El Real Madrid jugó sin Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos y Pepe. Y, además, Mourinho dejó en el banquillo hasta el segundo tiempo a Özil, siguiendo su costumbre de preferir corredores de fondo que jugadores de fútbol. Sin Özil, en verdad, se puede jugar en el Reyno y hasta ganar. Sin Cristiano no se puede acudir ni a partidos amistosos y ello es síntoma de que el equipo no está hecho para superar adversidades. Contra Osasuna, que no hizo el partido habitual de exhibición de testosterona, el Real Madrid no supo lograr la victoria. Tirar a puerta tan poco es condenarse al cero salvo excepción.

La renovación del contrato de Cristiano se pone cada vez más cara. Resulta imposible argumentar que no hay razones para no mimarle también económicamente. El Madrid, sin Cristiano es menos. Florentino Pérez no tendrá otro remedio que echar la casa por la ventana, aunque ello comience a ser problemático porque lo que se avecina no es halagüeño. Ni siquiera el Santiago Bernabéu se llena. Se sabe que la economía de los clubes depende poco del número de espectadores, pero evidentemente la disminución de asistencia no ayuda a engordar las cifras del haber.

Tengo la impresión, por lo que recuerdo, de que el equipo ni siquiera dependió tanto de Di Stéfano como ahora de Cristiano Ronaldo. Tampoco el Barcelona puede permitirse el lujo de prescindir de Messi, pese a que en algún momento esté justificado darle descanso. El caso madridista también puede hombrearse con el barcelonista de Kubala. Nunca había existido, como ahora, tanta dependencia de dos jugadores.

Posdata. Creo que Mourinho no se avergüenza por la diferencia de puntos existente con el Barça.