Toni Bolaño

Deslealtad y Fenicios

Qué pena de país! Muchas veces nos acusan de fenicios y lo somos. Nos consideran desleales, y damos motivos, y vivimos en la ignorancia de un pensamiento único que lo único que persigue es que la gente no piense. ¡Con orejeras bajo los símbolos, mucho mejor!

Ignorancia. Cuando uno visita Helsinki, capital de Finlandia, se sorprende por dos cosas. Que haya calefacción en el suelo de las calles para evitar la acumulación de nieve en invierno y que el nombre de éstas siempre se escriba en dos idiomas: finés y sueco. La sorpresa crece cuando conoces que el sueco apenas lo habla el 5 por ciento. Pero en la calle se le trata de igual a igual. También en los centros educativos. La lengua vehicular de los colegios puede ser ambos idiomas. Algo tendríamos que aprender. En especial, si tenemos en cuenta que Finlandia tiene uno de los sistemas educativos más avanzados. Sin embargo, el nacionalismo dominante no está por la labor. Si el TSJC obliga en una sentencia que los críos tengan el 25 por ciento en castellano –cuando lo habla la mitad de los catalanes–, se rasgan las vestiduras alertando de la destrucción del modelo de inmersión . Léase anticatalán todo aquel que no baila el agua al pensamiento único. ¿Cuál es el problema? Que los chavales hablen dos lenguas –se siguen quedando sin inglés, por cierto– o que sólo reciban las clases en una. Como dice Francesc de Carreras, una lengua no es pedagogía es política.

Deslealtad. Oriol Junqueras va sobrado. Durante años ERC mendigaba un puesto en la lista Europa de los Pueblos con los batasunos y el Bloque Gallego. Ahora ERC va ir sola a las elecciones europeas. Ha enviado a sus antiguos aliados al mismo sitio al que Guindos envía a los periodistas que le dan la brasa en Bruselas. Ni gallegos, ni vascos, tendrán puesto en el europarlamento. Dicen que de bien nacido es ser agradecido.

Fenicios. Joan Ignasi Elena está buscando nueva ubicación política. Que lo expulsa del PSC es un secreto a voces. Navarro ha llegado a la conclusión que mantener la unidad del partido es el peor cáncer del propio partido. El líder de Avancem se ha ido de «finde» a la Asamblea de Iniciativa acompañado de su guardia pretoriana. Elena es un hombre de izquierdas y no se sumará al oportunista Ernest-Judas Maragall que va mendigando un puesto en las europeas en la lista de CiU. Hasta Marina Geli no le haría ascos a una oferta. Aunque preferiría el título de «Virgen Patriota por Girona», a tenor de sus lágrimas en el Parlament el día que deshonró su fidelidad.