Real Madrid
Divos y coristas
L30 Terrícolas
La aspiración de los políticos es la Moncloa.
–Hay que echar a Rajoy, hay que desalojarlo de la Moncloa –piensan y dicen desde «no es no», o sea desde Pedro Sánchez, hasta Pablo Iglesias.
«La vida es poder», opinan todos. Lo del resucitado Rafa Nadal, según Sergio Ramos, es ser siempre número uno tanto cuando gana como cuando pierde. Bien, Sergio, tú, regador de la flor de Zidane, sí que sabes. Hoy, en todo el mundo –¿cuántos millones de terrícolas vieron ayer por la televisión la final del Open de Australia entre los legendarios Federer y Nadal?–, el suizo y el español, con el respeto de la admiración y el incienso de la loa, copan las páginas de los periódicos y las imágenes de los telediarios.
¿Qué se destaca de ellos? Valores: el de la amistad, el de saber ganar y perder sin rencor. Formidable Federer: «Gracias a Rafa soy lo que soy». Nadal: «Roger sigue siendo el maestro de maestros». Lo escribí el otro día: ¿por qué los políticos siguen sin aprender de los valores de los deportistas? Más España y menos Moncloa.
M31 Progreso
La historia de la civilización es la historia del progreso. El Ojo de Halcón es progreso. El otro día, en el Open de Australia, vimos cómo el punto de «match» a Federer se lo dio el Ojo de Halcón. ¿Vivir de espaldas al progreso? Opina, muy respetablemente, Sampaoli que «la tecnología convierte al fútbol en un deporte menos dinámico y menos intenso». Cuando a mi abuelo le dijeron que arrumbase la tartana por el coche, refunfuñó: «Prefiero las patas de la yegua a las ruedas de goma». Dijo eso, pero acabó cambiando las riendas por el volante. Error, pues, discutir el progreso del Ojo de Halcón. El progreso es sinónimo de perfección y calidad de vida. «Sí –me razona fanáticamente, sin embargo, un madridista–, pero gracias a que no hay Ojo de Halcón, el Barcelona no ganó al Betis.
X1 Pitos
Flores a María en mayo, que se dice, y pitos a CR7 en el Bernabéu. «Estamos en la cultura de lo feo y del mal gusto» (Pierre Cardin). Siglo XXI: la cultura del vaquero y, en gastronomía, la cultura de la hamburguesa. Es lo que se lleva, es lo que hay.
–Cardin es un vetusto, más de noventa años. Es lógico que piense así– me dice la juventud divino tesoro.
Vejez: la anticultura, pues, de la actual cultura.
Pitar es un derecho, leo. ¿Cómo prohibir ese derecho? Discutible, pero, bueno, es un derecho. Insultar, no; insultar es falta de educación. Cristiano Ronaldo, el otro día, insultó con expresiones soeces (hijos...) a los que le pitaban. ¿Estamos también en la cultura de la mala educación y la zafiedad? A lo mejor.
¿Por qué se abusa tanto en las películas españolas, dicho sea al paso, de palabros malsonantes (joder, cabrón...)? ¿Por qué también en algunos programas radiofónicos de deportes, cada vez con más frecuencia últimamente, se adjetiva con tacos y vocablos dolorosos para el oído?
Dijo no sé quien que la educación es a los hombres lo que el perfume a las flores.
V3 Coristas
Liga española 1,2,3: dos divos (Madrid y Barcelona), dos o tres vicedivos (Sevilla, Atlético...) y coristas. Entre estos, el Alavés y el Celta, semifinalistas de la Copa del Rey Felipe que «ganará el Barça».
¿Seguro? –le replico a mi colega catalán y barcelonista–.
–Hombre, ¿es que lo dudas?
La duda es también apasionante como el fútbol y el partido de ayer entre el Celta y el Alavés. Los dos jugaron a ganar. Pugnaces, bravos, avaros de balón. Los coristas a veces dan tanto espectáculo emocional como los divos. O más.
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