Ignacio González

Dónde va Sánchez

La Razón
La RazónLa Razón

Pedro Sánchez ha elegido La Sexta y el programa de Jordi Evole para contar lo que no contó a su partido: lo que vivió en los meses transcurridos desde las elecciones del 20 de diciembre del pasado año hasta su dimisión como secretario general del PSOE hace unos días, tras un escandaloso Comité Ejecutivo Federal de su partido y la derrota de su posición contraria a la abstención en la investidura de Rajoy en uno posterior.

Dice mucho acerca del señor Sánchez el que haya elegido esta forma de presentarse públicamente tras su derrota, y más aún el contenido de las manifestaciones hechas en esa entrevista.

El Sr. Sánchez, ante los primeros movimientos dentro de su partido debido al peor resultado cosechado por el PSOE en la historia de nuestra democracia, se enrocó en el «no es no» para posteriormente intentar una curiosa investidura con un pacto con C’s y el apoyo no concretado de independentistas y podemitas, en una relación esta última de amor/odio, de idas y venidas, mientras se disputaban el poder y el liderazgo de la izquierda. Investidura que fracasó y nos llevó a unas nuevas elecciones en julio pasado, en las que consiguió empeorar su resultado, pero no por ello cambió su posición radical a favor del no, pese a que ello abocaba a unas nuevas elecciones que no querían ni sus propios compañeros. Pese a lo inviable de su pretensión, tanto interna como externamente, todavía pensó e intentó formar gobierno con todo aquél que le permitiera lograrlo a costa de lo que fuera, según ha confesado ahora engañando a sus propios compañeros a los que les negaba esas negociaciones.

El apoyo a ese radical «no es no» de muchos militantes y unos cuantos diputados en contra de los acuerdos adoptados por los órganos de dirección de su partido y su tremenda soberbia le llevaron a anunciar que pelearía por un «nuevo PSOE», creyendo tener opciones para recuperar su cargo.

La entrevista de Evole ha dejado en evidencia quién es este sujeto y lo que pueden esperar de él los que le apoyaron, que han empezado a distanciarse antes de iniciarse la disputa. Allí, Sánchez desveló cómo engañó a los suyos en las negociaciones con independentistas que tenía prohibidas por su partido; que el futuro del PSOE pasa por Podemos, ese partido antes populista e inaceptable que insultó gravemente a sus miembros y a su historia; que la conspiración de empresarios (a los que hemos sabido luego que les pidió apoyo) y algunos medios de comunicación fueron a descabalgarle; que Cataluña es una nación y España es una nación de naciones. Todo lo que negó con tal de seguir,... seguramente en Podemos.

Un líder que en dos años no es capaz de aguantar la hemeroteca, falta a la verdad y actúa a espaldas de sus compañeros tiene difícil recorrido. Pero el PSOE no debe confiarse ni actuar lastrado por esta situación, porque si no supera pronto la división interna y recupera la unidad, la fuerza y un proyecto para España, corre el riesgo de que alguna de esas posturas se imponga o se disgregue y lo impida.

Y esa misma actitud debe desempeñar en la oposición en esta legislatura para lograr esos objetivos. La estabilidad y duración del Gobierno va a depender en gran medida de ello. Y de lo que tarde en conseguir los mismos dependerá seguramente el que vayamos a unas elecciones antes de que aquélla se agote. En todo caso, habrá que estar muy atentos.